∆MAFIA "LA CASA BÚHO"∆

°Falaz°

—"Persona que engaña o miente en forma encubierta".

~Narrador Omnisciente...

En los jardines de la parte del fondo donde se realiza la fiesta se encuentra un joven de piel blanca y cabello negro, máscara azul oscuro, traje igualmente azul Rey; con vista fija en donde el rubio y la morena están por culminar su baile, el cual dejó embelesados a todo aquel que los viera.

Su mirada era de furia y rencor  por aquel caballero de dorada máscara. Ese era el mismo asesino que acabó con su familia aquella horrible noche...

•Flashback...

Hace 2 años...

El chico de nombre Atsuya iba caminando de regreso a la Organización de su Padre. Él algún día sería el Jefe de Los Yakuza, el próximo a guíar a aquellos asesinos a la gloria y a la riqueza más allá de la que poseen ahora. Su sueño, como todo joven con un padre tan exigente como lo era un Jefe o Boss de una Mafia, era cumplir con el papel de excelente líder y hacer sentir orgulloso a su Padre... Pero; sus pensamientos fueron interrumpidos por aquella explosión proveniente de la Mansión Yakuza, dónde residía él y su familia.

Al llegar al portón pudo observar un auto blanco con un emblema muy resaltante.

Lo reconoció inmediatamente; era el emblema de la Mafia "El Emperador". Todo él tembló de miedo al recordar que su padre no pudo realizar el último trabajo que su Jefe le ordenó. Era extraño la tregua que tenían, ya que parecía, que su padre era un simple peón del Emperador, en vez de su socio. Él joven intento convencer a su padre a ir en contra de el despiadado Emperador, pero su padre se negó rotundamente por miedo a que él lo asesinase o acabara con su familia. Nada más lejos de la realidad.

Corrió al despacho de su padre al escuchar que de ahí venían los lamentos y gritos de su familia entera. Su madre gritaba repetidamente que dejarán a sus hijos en paz. Pero una voz se negaba a tal cosa:

—No se equivoque Señora. Sólo son negocios.— una voz masculina le dijo esas frías palabras a su madre y él aprovechando que seguía ocupado en ellos y no notó su presencia, se escondió entre la puerta del despacho y por una abertura pequeña observó como tenía en completa sumisión a sus padres y hermanos. Ambos parecidos a él, pero cada uno con un rasgo diferente, aunque sea pequeño; pero aún así, hermanos.

Observó cómo aquel individuo que estaba de espaldas a él, le cortaba la cabeza a su madre sin titubear ni compasión. Quería gritar pero si lo hacía, lo encontrarían y terminaría igual o peor que su progenitora. El asesino volteó a dónde se encontraba el líder Yakuza y le amenazó:—El Emperador, no está para nada contento con lo que no hiciste, Líder Yakuza. —su tono era de burla.— Pagarás por desobedecer a tu Jefe... Y por cierto; dejaré que tu hijo mayor siga con vida. Quizás en un futuro haga un trato con él. Sin embargo, si no pasa... Ps tendrás a tu familia entera contigo. ¿Últimas palabras?.—

Tenía su espada en la garganta de el Viejo Yakuza preparado para hacer un corte certero justo en medio. Espero pacientemente por las últimas palabras de el Líder. Hunter sabía que su hijo estaba viendo todo, por mucho que lo haya intentado, no era tan bueno escondiéndose; su respiración irregular causado por el miedo que él le influía era demasiado notoria. Su compañero Gus, iba a avanzar hacia el espectador para acabar con él y no dejar ningun testigo o chismoso. Pero fue Hunter quien lo detuvo con una sola mirada y negando con la cabeza. Gus pudo adivinar que su querido amigo quería jugar, así que se alejó de la puerta sigilosamente volviendo a dónde estaban los hermanos, que no dijeron ni una palabra desde que su compañero mató sin remordimiento a su madre. Y ahora seguían ellos y luego su padre para el final; Gus sabía cómo trabajaba su amigo.