𝗛𝗮𝘃𝗲𝗻 𝗴𝗼𝗹𝗱𝘀𝗽𝗲𝗮𝗿 una huérfana de la guerra. Su padre, Lyan goldspear, murió en la primera guerra mágica y su madre en la segunda, durante la batalla de Hogwarts. Al no tener adónde ir, se quedó en el Caldero Chorreante, pasando sus días allí tratando de comprender su enojo y desquitandose con el pobre vaso de vidrio que una vez robo de las cocinas.
Debido a la falta de amigos que hizo en Hogwarts, Haven no tiene realmente a quien recurrir. Toda la familia de su padre murió durante las guerras mágicas, y el lado materno de la familia no ha estado mucho en contacto con Haven y su madre desde que ella se casó con Lyan. La única vez que Haven vio a los miembros de su familia de ese lado fue en Hogwarts, cuando Padma y Parvati Patil tomaron las mismas clases que ella. Haven no esperaba ninguna ayuda de sus compañeros de Hufflepuff, ya que solo hablaba con ellos en la sala común y ni una sola vez les envío una carta durante las vacaciones.
La guerra ha convertido a Haven en un caparazón de ira y sus extrañas formas de afrontar la situación son las únicas formas en que se mantuvo de pie, incluso si esas formas solo empeoraron su condición.
𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 estaba tan enojado, tan furioso como Haven. La guerra lo dejo completamente solo. Los Weasley estaban allí para él, pero no lo entendieron, no perdieron a su familia directa y ciertamente no caminaron directamente hacia la muerte para salvar a los demás. Obviamente no ayudó que Ron y Hermione estuvieran el uno con el otro cada segundo del día después de anunciar su relación. Harry estaba agradecido y apoyo, pero ese sentimiento no supero la rabia que sentía en el.
Cuando se reencuentra con Haven después de la guerra, justo antes de partir hacia la Plataforma 9¾, no piensa mucho en el cambio que iba experimentar. No esperaba que su forma de afrontar la situación se sintiera tan satisfactoria, finalmente capaz de liberar todos los nervios de su cuerpo. No pensó en como le harían sentir sus ojos oscuros ni en cómo su ira lo calmaría
𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝘆 𝗛𝗮𝘃𝗲𝗻 se encontraron en sus momentos más oscuros, pero ninguno de los dos esperaba el impacto que el otro dejaría en ellos.
