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Billie O'Connell

Varios meses pasaron, ella no aparecía, solo veía mis historias y nunca interactuaba. Me ignoraba, no estaba allí conmigo y eso me dolía. Intentaba transmitirle lo que me ocurría a través de la música, que literalmente era escrita solo, por y para ella.
Ana no estaba, pero a la vez la sentís cerca. Sentía ese sentimiento latente en mi pecho cada vez que Dani me contaba como estaba ella, sentía todo bien y realista. Sabía que la química siempre estaría allí, pero quizás que el tiempo pudiera arreglar las cosas que la dañaron. No odié asumir la culpa, tampoco es que no la tuviera, pero es jodidamente estresante no poder arreglar el plato roto que rompiste, que no querías romper en primer lugar.

Recuerdo ver las noticias, estaba la foto de Mía en la televisión junto a su padre, ambos siendo buscados por todo el mundo por ser acusados de venta de narcóticos de forma mundial. Recuerdo cuando mis manos temblaban al pensar de que yo estaría acabada ahora que intentaba rehacer mi vida, pero ese día comprendí que Ana estaba haciendo las cosas bien para mí, sin comprometerme a salir en la televisión, lo había hecho por mí. Ella sentía algo por mí, tanto como yo, pero yo solo me lograba a comprender el porqué ella reprimía lo suyo, porque simplemente no podía estar con este mounstro que cree sin intención.
La amaba y estaba dispuesta a dar todo por ella, cuidarla por más que ella se negara.

Contraté un servicio para que la vigilarán y se asegurarán de que estaba segura luego de haber expuesto a más de diez narcotraficantes de todo el mundo. Ana estaba viva, estaba vengando la muerte de su hermano, no era en contra mía la lucha, era en contra de el Éxtasis.

Yo...bueno, últimamente había estado escribiendo como un jodido robot, inspirada en todo lo que sentía en el interior de mi pecho. Saqué varias canciones, seguramente serían explotadas en mi siguiente álbum, que solo le faltan algunos arreglos para que salgan. Puedo hablar con mi madre y puedo agradecerle por entenderme, aunque soy afortunada de decir que ella ya no tiene más cáncer. Finneas me habla y cuenta conmigo para varias cosas, solemos juntarnos a comer o a charlar tal como en lo sviejos tiempos. Bueno, papá...siempre ha Sido lo mismo con él. No hay que hablar mucho, todo es un desastre con él.

Yo he mejorado, no volví a mi casa. La vendí y por ahora vivo con mis padres para no sentirme sola, ustedes saben, necesito de ese amor paternal que tanto me gusta a mí.

Hoy...joder, hoy el mundo se puso de mi lado y me sonrió. Nunca dejara de parecerme hermosa Ana y todo lo que le dije es verdad pura. Si mi corazón hablara, le diría cuánto haría por ella, los extremos que mi cuerpo estaría dispuesto a hacer solo por ella, la cantidad de maratones que correría, como se despedazaria solo por su amor y su confianza. A ese punto había llegado yo, al amor incondicional.

Las navidades se unieron. Una familia italiana nos invitó a su cena vegana, con los míos estuve de acuerdo de asistir, pero lo mejor, me presentaba como la novia oficial de Ana Fetuccini, el amor de mi vida.

Abrazé su cuerpo estando en el sillón de su casa, oyendo las ocurrencias de mi familia con la suya, encastrando de forma perfecta. Ya se había perdido la vergüenza y ahora solo reían e intercambiaban palabras de forma confianzuda.

- se llevaron bien.  -alzo su cabeza para mirarme a mí. Ella estando algo recostada sobre mis piernas y tapada con la manta-

- si, menos mal.  -reí y acaricié su mejilla-

- ¿Quieres que salgamos un rato? Dar una vuelta o algo.

- estoy cansada.  -frunció sus labios- ayer no pude dormir tanto. ¿Te importa si nos quedamos?

- está bien.  -se arrinconó más a mí, yo abrazé más su cuerpo. Demonios, el calor que ella desprendía era tremendo, mi corazón dolía de tanto palpitar. Sentía como si hubiera ganado la fortuna- 

Ilomilo Billie Eilish Donde viven las historias. Descúbrelo ahora