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— Papi, ¿celebrabas San Valentín con papá cuando tenías mi edad también?— Le preguntó su hija, mientras se preparaba para su cita con su esposo. Ella iba a salir con sus amigas porque según ellos era demasiado joven para tener un novio.
Max sonrió mientras se ponía los gemelos. Llevaba una semana sin ver a Checo porque el hombre se había ido a un viaje de negocios a Suiza.
— Sí. No tan elaborado, por supuesto. Éramos adolescentes así que era diferente. Le horneaba postres y le escribía cartas y él me regalaba cosas hechas a mano, literalmente hechas por él, ya sabes, cajas de papel con fotografías nuestras, portaretratos de madera y cosas así. No eran muy bonitos porque él mismo los hacia pero me encantaban.
— ¿Iban a citas?
— Sí, teníamos autos en ese entonces, así que íbamos al cine.— Para toquetearnos y besarnos.—O a un restaurante.— Para luego besarnos en el auto o, si teníamos suerte, colarnos en la casa antes de que nuestros padres volvieran de sus citas.
— Realmente has estado enamorado desde entonces, es muy romántico.— Dijo Grace, sentándose en la cama y Max le sonrió.— Y se aseguró de tener todo arreglado para hoy para poder regresar a Oxford y pasar el resto de la noche contigo.
Max sonrió y se sentó a su lado, luego habló, mientras peinaba su cabello rubio.
— Sí, lo hizo. Tu papá es así de increible.
— ¿Crees que algún día podré tener algo como lo de ustedes?— La adolescente le preguntó con el ceño fruncido, luciendo preocupada.
— Por supuesto que lo harás.— Respondio inmediatamente. Estaba muy seguro de eso porque ella era una copia exacta de él. Alta, cabello rubio y ojos azules.
— Es solo que...tú y papá ya estaban juntos antes de que tuvieras mi edad.
Ella tenía razón, él y Checo se conocieron en su primer año de preparatoria, y después de un año de ser solo compañeros de clase y conocerse decidieron empezar a salir a los dieciséis años.
Sergio fue su primer beso y todo lo demás y se mantuvo así. Eran la típica pareja del salón de clases, la que se sentaba al fondo y platicaban y susurraban cosas lindas entre clases y durante las clases, riendo y besándose cada vez que el profesor se distraía.
La mitad del receso la pasaban juntos solos y la otra jugando al fútbol con sus amigos, sobre todo Sergio que era mejor que él en ese deporte.
Eran muy conocidos entre los profesores porque en un momento les prohibieron sentarse juntos. Esto se debía a que Max estaría besando su mejilla o diciéndole algo que acababa de recordar o descubrir.
En cuanto un profesor aparecía en el aula le decía a Checo que se sentara al otro lado del salón, ¿por qué él? Porque él era el problemático de los dos.
