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Checo abrió la puerta de su departamento, no, piso, como los llamaban los británicos.
Era tarde cuando llegó de la oficina. Estaba contento con su nuevo trabajo, pero se sentía cansado. Como ingeniero en ciberseguridad se había mudado de Miami a Londres para trabajar en un importante despacho de abogados en ciberseguridad donde era jefe del departamento de ingeniería.
Había sido una decisión drástica abandonar el continente americano por motivos de trabajo. Como ingeniero de 33 años, había trabajado para varias grandes empresas en México, Canadá, Estados Unidos e incluso Brasil, pero le llegó la oportunidad y dijo que sí.
El problema es que no esperaba que fuera tan... solitario.
La gente de ese país era amable pero... diferente a la que él estaba acostumbrado.
Había pasado un mes y solo tenía un amigo en esa ciudad. Eso era increíble teniendo en cuenta que era una persona muy sociable.
Por un momento consideró cocinar y dar por terminada la noche, pero en lugar de eso decidió salir a correr, así podría relajarse y a diferencia de muchas otras noches, no estaba lloviendo.
Después de cambiarse de ropa, salió del edificio y corrió y corrió, disfrutando de la ciudad y de la música en sus auriculares.
Iba al gimnasio todas las mañanas, pero en noches como esas salía a correr para relajarse y mirar a su alrededor, recordando por qué había elegido también ese vecindario. Le encantaba.
Cuando hizo su investigación sobre pisos en alquiler, descubrió que era uno de los mejores lugares para vivir y estaba contento con su decisión.
En algún momento, dejó de correr porque su hermana lo llamó y estaba tan perdido en su conversación sobre el mejor auto que podía comprar que no notó la presencia a su lado ni los sonidos.
Lo hizo una vez que colgó.
Al oír el sonido, bajó la vista. Y a su lado había un gatito blanco.
No era un gran fanático de los gatos, le gustaban más los perros.
Bueno, él nunca había tenido un gato, pero tampoco le había interesado tener uno. Sentía que su personalidad no encajaba con la de esos animales, así que le sonrió y empezó a caminar.
Estaban en la acera de Holland Park y supuso que el gatito pertenecía a alguien, así que empezó a caminar de regreso a su apartamento.
Había corrido una distancia larga así que decidió caminar para recuperarse y pensar en las cosas que tenía que discutir con su departamento a la mañana siguiente.
Una gran empresa estaba involucrada en un problema legal y había contratado al despacho de abogados en el que trabajaba, y si bien era una pena para la empresa, para él era genial tener ese caso tan pronto porque así podía demostrar lo competente que era.