Capítulo 4

2.4K 169 74
                                    

Creía con una fe ciega que quién no se ha enamorado de su mejor amiga o amigo no ha amado realmente, no ha amado con todas las fuerzas de su ser, ni ha experimentado el dolor más desgarrador e incondicional.

Por supuesto, siempre es mejor quedarse con la duda. Amar es un arma de doble filo, sobretodo cuando tu amada afirma con una seguridad inquebrantable ser incapaz de sentir algo romántico por alguien más.

Recordaba vivazmente a la Rainelis de quince años que veía en el espejo, más joven, inocente y con menos experiencia en cuestiones del amor.

Ni si quiera sabía maquillarse cuando tuvo su primer encuentro con Alondra, cuando por fin se conocieron en persona.

Recordaba como se maquillaba con mucho entusiasmo. Por más que intentaba disipar su sonrisa para poner maquillarse correctamente no podía, la emoción la llenaba por completo.

A penas hacía unos días comenzo a ver tutoriales para aprender a maquillarse, no sabía lo que hacía y para colmo de males todo lo que estaba usando era de su mamá, ya que ella no tenía nada.

Con un ojo en el tutorial de youtube y otro en el espejo intentaba no sacarse un ojo mientras se delineaba. Ese delineador barato era lo único que había comprado.

Quería convencerse de que aquello no era amor, no podía permitirse arruinar la amistad de tal forma, pero a veces sentía que aquel sentimiento intrusivo podía llegar a ser correspondido. Las confusas acciones de Alondra la hacían dudar constantemente ¿Ella era especial para Alondra? ¿Con ella no era como con cualquiera? Alondra no era de muchos amigos, solo ella y Alex, lógicamente sería "especial" con ella, no había alguien más con quien serlo.

Pero cuando la vio en persona fue como si la morena hubiese traspasado alguna barrera en ella, una barrera invisible que ella misma había puesto en entre sus deseos y su razón.

Después de un año sin verse en persona y por fin teniéndola de frente, no hubo mal ni razón tan fuertes como para hacerle dar un paso atrás e ignorar aquel fugaz primer amor.

Lógicamente, guardo esos sentimientos para si misma, para cuando se recostaba en su cama y se deleitaba con ese olor que la caracterizaba, imaginando que era correspondida, que sus "te amo" no eran amistosos o sus abrazos no fuesen tan fraternales, como si sus besos en la mejilla no se quedasen estáticos en un lugar y ella quisiera hacer un camino de besos hasta hacerse paso a sus labios.

Constantemente intentaba demostrar sutilmente su amor romántico por Alondra, pero esta lo interpretaba como un amor "fraternal", como si las amigas hicieran cosas tan íntimas como ellas, como si fuesen una pareja.

Eran como una pareja, solo que la morena juraba ciegamente que así eran las "amigas".

Faltaba poco para su cumpleaños número diecinueve y su mejor amiga parecía más entusiasmada que ella misma. Hacía algunos años que su cumpleaños no le generaba felicidad alguna, solo le traía recuerdos amargos. Y es que ¿Como celebrar tu cumpleaños junto a la persona que alguna vez lo arruino?

Cumplía diecisiete años y estaba más feliz que nunca. Sus padres, como regalo, le organizaron un viaje junto a sus amigos a quienes no dudo en obligar a asistir. Todavía recuerda como le rogaron a los padres de Alex para que lo dejasen ir. Al cabo de unos días, todo había salido bien y estaban camino al hotel donde se quedarían.

Por supuesto, hicieron un stream en el que las horas se les fueron volando, hasta que lo dieron por terminado cuando comenzaron a tocar la puerta como si quisieran derrumbarla a grito limpio.

—¡SON LAS TRES DE LA MAÑANA, CABRONES!

Gritaron del otro lado. Por su puesto que por vergüenza no dieron la cara para disculparse y apagaron el stream junto con la música.

Planta | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora