Capítulo 1

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Miro su chat con Rai por décima vez, su último mensaje había sido hacía media hora, informandole que ya estaba camino a su casa.

Era una rutina que por más que pasará el tiempo seguía poniéndola ansiosa y nerviosa, el saber que la vería de nuevo después de una larga semana sin ella le llenaba de euforia el corazón.

A veces, solo a veces, cuando la veía tirada en su cama con una camisa que seguramente le robo mientras se reía de un tiktok o cuando se ofrecía a calentar su comida, solo cuando la veo así la idea de ellas viviendo juntas era maravillosa. Alondra estaba consciente de que seguramente se matarían al cabo de una semana, pero aún así le hacía ilusión. Tristemente, esa idea no era más que una fantasía, los padres de Rai no la dejarían irse de casa así como así, solían ser sobreprotectores con ella.

Los fines de semana se quedaba en casa de Alondra, hacían streams, salían juntas y los lunes por la mañana volvía a su casa. Así había sido por mucho tiempo.

El tiempo pasaba lento mientras esperaba, intento distraerse en Instagram o con videos de tiktok, pero nada lograba apartar lo suficiente sus pensamientos de su amiga. Era normal, supuso, la emoción de poder verla otra vez y pasar tiempo juntas. Pensaba constantemente en qué podría hacer durante su estancia, ya sea ir a comer, ir al cine, su perfume impregnado en sus almohadas, ella usando su ropa o sus muestras de cariño, cosas normales en las amigas, según Alondra.

Momentáneamente se asomaba a la calle, con la esperanza de que se diera la casualidad de que su pelirroja apareciera mágicamente.

-Cuando llegue Rai te pego un grito, no te preocupes. -Dijo su abuela en un momento, que estaba regando las platas que tenía cerca de la entrada, ya un poco harta de ver a su nieta salir cada tantos.

-¿Y quien dijo que estaba esperando a Rai? -Se defendió, algo avergonzada de que su ansiedad por la llegada de su amiga se notará. -¿Qué sabes tu si estoy esperando comida?

Su abuela le hizo una mueca, dejando escapar una risita.

-Siempre que ella viene te pones así. -Cerro el grifo por donde corría el agua de la manguera. Miro atentamente a su nieta con una mano en su cintura. -No puedo creer que después de tanto tiempo te siga dando nervios que venga. Es como si fuese tu novio.

Allí estaba, de nuevo con los comentarios acerca de que Rai parecía su "novio". Su familia amaba a su amiga, pero nunca perdían la oportunidad para compararlas con una pareja, lo irónico es que en dado caso de que fuesen novias la echarían de la estancia aunque ella haya construido su propia casa. Parecían muy divertidos frente a las cámaras, pero en realidad encajaban perfectamente en el estereotipo de familia religiosa que no estaba tan de acuerdo con la homosexualidad.

Aquello siempre fue un debate interno para Alondra, la religión y su sentir. Creía fielmente en Dios, no dudaba de su fe, pero si dudaba de si su fe sería igualmente valiosa en dado caso de que su corazón llegase a latir por una mujer.

Gracias a dios a ella no le gustaba nada ni nadie.

-No son nervios, abuela... -Intento defenderse. -Es que puede que ella llegue y no tenga la choza arreglada.

Su abuela volvió a reír, mientras guardaba la manguera por ahí.

-La choza siempre está limpia y aunque estuviese desarreglada a Rai no le importaría. Ella ha visto esa casa hasta en escombros.

No supo qué responder y ya no tuvo como negarse ante su abuela.

Para su buena o mala suerte, la bocina de un auto las hizo dar un brinco, desviando totalmente la conversación. Cuando diviso el auto en la entrada de la casa pudo observar a su amiga casi encima de su padre, tocando la bocina del auto repetidas veces, buscando llamar su atención. Tanto el hombre como su hija reían.

Planta | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora