La corte

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— Entonces señor Lee— dijo el peli-rojo obteniendo la atención del mencionado — ¿Usted solía golpear e insultar al señor Kim cuando esté no cumplía con sus peticiones?— preguntó.

— Claro que si — admitió levantando sus hombros restándole importancia— se lo merecía, no podía hacer una simple tarea, siempre fue un desastre en todo...— observó al pelinegro y sonrió burlón — ¿Verdad muñequita?—

Jin le sostuvo la mirada, sin embargo no contestó nada, no porque creyera que así era, si no porque Jimin le había aconsejado mostrarse sereno y no alterarse mientras estaban debatiendo.

Le día del juicio había llegado, ambos estaban ya recuperados y era el momento para pelear contra el hombre que le había echo tanto daño.

Park Jimin era su abogado, tenía 25 años, bajito de estatura pero con una gran inteligencia y autoridad que dejaba a cualquiera con la boca abierta, su cabello estaba tintado de un rojo fuerte, que a pesar de tener un rostro tierno este le daba cierta madurez y dureza sin exagerar a sus delicadas fracciones. Estaba vestido con un traje negro que adelgazaba su figura luciendo elegante y para la ocasión.

— Señor Lee — llamo el bajito — ¿Cual fue el motivo por el cual usted quiso  acabar con la vida del señor Kim?—

— ¡Objeción señoría!— interrumpió el abogado de Lee.

— Denegado — hablo la jueza— Responda a la pregunta señor Lee— ordenó la mujer mayor.

— ¿Que no es obvio?— pregunto al peli-rojo recibiendo una mirada de incredulidad— Me vio la cara de idiota junto con la mocosa de mi hija, aprovecho mi ausencia y se fue a revolcar con otro... ¿Y que quería que hiciera?—

— Talvez, ¿Comportarse como una persona civilizada y hablar del asunto?— respondió Park, el rubio río burlón.

— Claro que no, las putas infieles como él merecen un tiro en la cabeza...— observó a Jin— ¡Los infieles como tú merecen la muerte!— gritó.

Jin salto en su lugar, sintió su cuerpo erizarse, a pesar de haber estado unos días lejos del rubio aún lograba intimidarlo un poco, además  de que los nervios no le ayudaban mucho. Giro su rostro y observo a su amado entre el público, su mandíbula estaba apretada, sus hombros tensos y la mirada filosa.

Namjoon lo había acompañado ese día, en ningún momento le dejo solo, durante su estadía en el hospital lo había cuidado todo el tiempo, incluso había hablado con su jefa en el trabajo para que le diera el día libre y así no faltar a la corte.

Era un alivio tenerlo ahí

— ¡Orden en la sala!... ¡Orden!— la jueza golpeó su martillo de madera varias veces contra en bloque pequeño  de madera— ¡Señor Lee le ordenó cuidar su vocabulario!—

— No más preguntas — hablo Jimin volviendo a su lugar en la mesa junto al pelinegro y tomando asiento.

— ¿Estás bien Jin Hyung?— pregunto al mayor, esté asintió.

— Si Minnie-ha— respondió en un susurro, el mencionado asintió.

Le dio un apretón comprensivo en el hombro y dirigió su mirada al frente. Ahora fue turno del abogado de Lee.

— Llamo al Señor Kim al frente— Jin se puso de pie y se dirigió al estrado.

La audiencia continuo, Jin nunca se sintió tan nervioso en su vida, y la sensación que sentía no era para nada agradable, su cuerpo sudaba, las manos le temblaban y tartamudeaba al hablar.

Respondió a todas la preguntas con sinceridad, sin omitir ningún detalle por más vergüenza que le causará, pero sabía que era necesario, era necesario ser sincero y descriptivo con los sucesos.  Namjoon no apartó la vista de él en ningún momento.

Love Maze [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora