Capítulo XVIII

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Gellert Grindelwald era lo suficiente intuitivo como para saber si Mattheo decía la verdad, pero en caso de mentir tenía formas un poco más dolorosas para hacerlo callar. Sin importar quién fuera, él protegería a su hija de cualquier mal. 

Grindelwald regresó a la enfermería después de su breve convesación con Mattheo. 

—Bien, el asunto con Mattheo está resuelto.

—¿Qué te dijo? —Becca cuestionó. 

—Tranquila, dijo que jamás te dañaría.

Becca sintió alivio y su corazón se sintió lleno de nuevo, a pesar que había ocurrido una tragedia, Mattheo era la única persona que estaba ahí para ella. 

—¿Confías en él, Becca?— Vinda preguntó. 

—Sí.

—Entonces no te preocupes, mamá y papá se encargaran —Vinda acarició a Becca. 

El dulce momento de unión que vivía la familia Grindelwald; se vió interrumpido cuándo las puertas de la enfermería se abrieron, y un estruendo resonó por toda la habitación. 

Con preocupación llegó Albus Dumbledore, acompañado de Amos Diggory; quién solo mostraba coraje y tristeza en sus ojos. 

—Tiene que pagar por la muerte de mi hijo —señaló Amos. 

—Estamos trabajando en eso —Dumbledore recalcó. 

Amos caminó en direcció a Becca.

—Llevas la sangre de mi hijo en tus manos, asesina

Becca se sentió indefensa. Las palabras de Amos resonaron en su cabeza, era cierto, Becca era una asesina. 

— A mi hija no le hablas así, además tu hijo fue quien la atacó —Gellert intervino —y si no quieres tener problemas conmigo, te aconsejo que mejor te calles.

—No discutan —Dumbledore tomó del brazo a Amos— Resolveremos esto.

—Mi hijo murió, ¿cómo puedes estar tan tranquilo? —Amos se llevó las manos a la cabeza. 

—Pagaremos todo el funeral, ahora por favor retiraré —Vinda intentó consolar. 

—Tu dinero, no me regresara a mi cedric— Amos señaló con el indice a Vinda. 

—Ya la escuchaste, vete —Grindelwald caminó evitando que Amos se acercara a Vinda. 

—Señorita Becca, mañana le darán de alta y podrá continuar con sus actividades— Dumbledore guió a Amos a la salida. 

Como era de esperarse, la visita de Amos dejó muy perturbada la mente de Becca. Pasó toda la noche pensando en como le había quitado la vida a uno de sus mejores amigos y lo peor de todo es que casi no recordaba lo que había pasado. Era como si sus acciones hechas a tráves de sus poderes, desaparecieran de su mente. 

Por la mañana, Becca se preparó para iniciar las clases. Aunque no lo aceptaba tenía miedo, sus manos sudaban por la ansiedad que le ocasionaba retomar su vida, y saber que Cedric ya no podría hacerlo. 

—Nos tenemos que ir, pero mantente en contacto —Gellert dejó un beso en la frente de Becca. 

—Si papá, gracias.

—Todo estará bien —Vinda abrazó fuerte a Becca —Te amamos.

Al salir de la habitación de Becca, Astoria y Pansy entraron para saber sobre su amiga. Durante su estancia en la enfermería, las visitas etuvieron prohibidas, Becca estaba muy inestable para mantener un conversación. 

—¿Cómo estás? —Astoria abrazó a Becca. 

—Sabía que detrás de la sonrisa adorable de cedric, había maldad —Pansy se cruzó de brazos. 

—No hables mal de Cedric —Becca la detuvo. 

—¿Por qué no? él te hizo daño —Astoria cuestionó. 

— Sí, pero tampoco merecía morir —Becca murmuró. 

—Como sea, tu estás bien. Así que ahora vamos a desayunar —Pansy tomó del brazo a Becca. 

—Sí, muero de hambre —Astoria se integró al agarre de las chicas. 

Al llegar al Gran Comedor, las mirada de los estudiantes se posicionaron sobre Becca. La noticia era que Cedric acosaba a Becca y que la noche de su muerte, él intentó abusar de ella. Era una buena coartada que Mattheo había creado para proteger a Becca, pero a Becca le dolía haber manchado el nombre de Cedric. 

— Buenos días, estudiantes, antes de comenzar con el banquete —Dumbledore inició con su discurso —Quiero que guardemos un minuto de silencio por su compañero Cedric Diggory, quien desafortunadamente el día de ayer perdió la vida en un incidente. 

La sala se inundó de silencio y los pensamientos de Becca se inundaron con el recuerdo de Cedric. 

La respiración de Becca se aceleró, sus manos temblaban y el espacio en el que estaba acada vez se hacía más pequeño para ella, se estaba ahogando. Se levantó de su lugar y salió. 

Mattheo observó a Becca y la siguió. 

—Becca, ¿estás bien?

—No, yo llevo la sangre de cedric en mis manos.

—Tranquila —Mattheo tomó las manos de Becca. 

—Todos lo ven como el enemigo, cuando realmente él fue la víctima.

—No eras tú en ese momento.

—No importa, yo soy culpable —Becca se impacientó — le arrebaté sus sueños, él me dijo que quería una vida en el campo y ahora ni siquiera podrá tener una vida.

—No es tu culpa, yo estaré para ti y te apoyaré.

—Mattheo, veo a Cedric cuándo estoy despierta y tengo miedo que él me odie. 

—Pero no es real, Cedric ya no está —Mattheo señaló. 

—¿Tú ya pasaste por esto? —Becca murmuró. 

—Tuve que hacerlo, Becca, pero escucha, lo tuyo fue un accidente. 

—No quiero volver a hacerlo.

—Te prometo que no volverá a pasar —Mattheo tomó el rostro de Becca entre sus manos. 

—¿Cómo estás tan seguro?

—Becca, yo mataría por ti.


Magia, venganza y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora