Magia, venganza y amor

Capítulo XV

Becca llevaba la mente confudida, el corazón agitado y sus manos temblaban como si no pudiera controlarlas. Una especie de aura carmín envolvía sus dedos. 

Caminó buscando un lugar tranquilo, pero chocó con Tom. 

—Fíjate.

—Ten más cuidado en cómo me hablas —Becca respondió, su voz era fría. 

—¿Qué te pasa? Tus ojos...

—¿Quién te crees para tan siquiera hablarme? —la mirada de Becca reflejaba odio, sus ojos rojos brillaban. 

—Becca, tranquila, soy Tom.

La energía carmín de las manos de Becca envolvieron a Tom, contra la pared apenas y podía pronunciar alguna palabra. 

—Mírame, soy Tom, Tom Riddle.

—Riddle —una palabra, pero cualquier palabra le regresó el control a Becca. 

—¿Qué fue todo eso? —Tom preguntó.

—No sé. Fue como si mi magia me controlara.

—¿Te había pasado antes?

—No, es la primera vez. —Becca se cruzó de brazos— Tom, te agradeceria si lo mantuvieramos entre tu y yo.

—No diré nada.

—Y lamento haberte lastimado.

—Te hace falta mucho para lastimarme —aunque Tom no lo admita, el mayor de los Riddle no tenía idea de como manejar la situación y quizás descubrió una nueva emoción; miedo. 

Astoria buscó a Pansy y Becca para contarles lo que había visto entre Mattheo y Blaise. 

—Pansy, tenemos que hablar —Astoria chilló.

—No me asustes —Pansy respondió— ¿qué te pasó?

—Hay viene Becca, ella también tiene que saber.

Becca había perdido el control de sus poderes, toda su vida había podido manejarlos a su gusto, pero esta vez algo estaba mal en ella, se sentía diferente. 

—Oye, guapa, ¿qué tienes? —Pansy la tomó de la mano.

—Nada, solo acabo de discutir con Mattheo —Becca bufó— ¿Pueden creer que me prohibió acercarme a Theodore?

—Hombres

—Sobre él les quiero hablar —Astoria interrumpió 

—¿Qué hizo?

—Lo vi buscando algo en la basura, muy desesperado.

—¿Y que buscaba? —Preguntó Pansy.

—No pude verlo.

—Un collar —Becca añadió.

—¿Como sabes? 

—Bueno, el me lo había regalado, pero con lo que pasó, yo se lo regresé y el lo tiro a la basura enfrente de mi. 

—Pues seguramente se arrepintió —Astoria consoló.

—No lo sé —Pansy se fue a lo seguro— Mejor no te ilusiones Becca.

—Si, quizás fue otra cosa. 

—¿Estás bien? —Pansy preguntó— Te pusiste pálida.

—Si, es que el humo de cigarro, me pone mal —tosió Becca.

—¿Quién estará fumando? —Astoria volteó a ambos lados sin encontrar una respuesta. 

—Ya vámonos —Pansy continuó— vamos de compras.