Capítulo IV

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Tenía el resto de la tarde libre, así que decidí ir a caminar, en ocasiones me gusta salir a los pasillos y fumar un porro, hoy podía ser un buen día para hacerlo. -Mattheo. 

-Oye Mattheo, ¿crees que la zorra de tu madre piensa en ti?- Escuché la voz de Cormac McLaggen. 

-Cállate, Cormac- respondí.

-Vamos Mattheo, todos aquí sabemos que la zorra de bella y el innombrable de tu padre solo los abandonaron aquí, por que son una carga- Cormac insistia. 

El motivo por el que Tom y yo estamos aquí, no es precisamente para estudiar, pero tampoco es por abandono -no tienes ni una puta idea de lo que dices- respondí.

-¿No?, entonces cuéntanos, ¿cúal es la verdad? No te tengo miedo, Riddle- Cormac argumentó. 

Sentí como el enojo me invadía, solo me fui contra él -pues deberías- lo tenía contra la pared, listo para soltarle un golpe en la cara, pero Blaise Zabini llegó.

-Ya Mattheo, dejalo- Zabini.

Me separé bruscamente de Blaise y me fui a otro lugar, entré en una habitación que parecia estar solitaria, solo quise fumar un poco y quejarme conmigo mismo, por todos los problemas en el que mi padre nos había metido a mi hermano y a mi. -Mattheo. 

Aún no conozco la escuela, mucho menos sus reglas y lugares prohibidos, quería tener un momento para leer en silencio, estaba sentada en el piso de un lugar tranquilo, hasta que escuché que alguien estaba murmurando, y me acerqué con mucho cuidado. -Becca.

-¿Estás bien?- Dije. El lugar tenía poca luz, pero entre más me acercaba distinguí la cicatriz en la ceja derecha de Mattheo. 

Mattheo respondió -no deberías de estar aquí- 

Yo no sabía a lo que se refería, pero de manera retadora dije -ni tú tampoco, ¿qué tienes?-

Él no respondió, pero yo sabía que algo no estaba bien y que necesitaba de alguien que lo motivara con algún consejo, y le dije -lo que sea que te haya pasado, no dejes que te afecte. No permitas que los demás tengan ese poder en ti- 

Después de mis palabras, él agregó -es mi familia, siempre me han traído problemas, sus acciones me persiguen- 

-Pero tú no eres ellos, eres mejor. Si la gente habla es porque te tienen miedo- Soy fiel creyente que las personas no tienen que repetir las acciones de sus antepasados. 

-¿Tú tambien me tienes miedo?- Mattheo preguntó.

Conocía todas las historias que se contaba sobre su familia, pero también la mía es peligrosa, así que agregué -no, ¿pero debería?- 

-La gente que se acerca a mi, siempre sale lastimada- Mattheo me vio con una cara muy tierna y me permitió ver su lado vulnerable, para quitar esa tensión yo solo respondí -tomaré el riesgo-

Escuchamos que alguien se acercaba al lugar en dónde estábamos, así que Mattheo solo se alejó -debería irme, adiós Grindelwald- 

Vi a Mattheo irse, y esperé unos minutos antes de yo salir, caminé por los pasillos y llegué al Gran Comedor, Astoria y Pansy me esperaban con una gran sonrisa, había sido un día largo, y teníamos mucho por platicar. -Becca. 

-¿Qué tal tu primer día?- Pansy

-Escuche que discutiste con Draco- Agregó Astoria. 

Con asombro, Pansy preguntó -¿Discutiste con Malfoy?-

-Así es, estaba molestado a Hermione- Con seguridad respondí. 

-Siempre lo hace con el trío de oro- Pansy comentó. 

No había escuchado ese término, así que pregunté -¿trío de oro?-

-Hermione Granger, Ron Weasley y Harry Potter, mejor no te metas- Pansy advirtió. 

No podía creer que la chica indefensa a la que había protegido, fuera alguien de quién debía de cuidarme, y pregunté -¿por qué?-

Astoria respondió -la paranoia de Potter, siempre crea chismes sobre nosotros-

-Lo tendré en cuenta- respondí. 

Pensé en lo que mis nuevas amigas me habían dicho, y en lo que mi mente analizaba la situación voltee y vi a Mattheo sentado al otro lado de la mesa, intenté quitar la mirada lo más rápido posible, pero él me vio y sonrió, le devolví la sonrisa y regresé mi mirada a su lugar. -Becca.

Pansy se había dado cuenta de eso -Becca, ¿qué fue eso?- 

-¿Qué cosa?- respondí nerviosa. 

Astorio notó de inmediato lo que pasaba y agregó -¿enserio Becca, con un Riddle?-

-¿Qué cosa?, no pasa nada- incrédulamente contesté. 

-Ten cuidado, Becca. No digas que no te lo advertimos- declaró Astoria. 

No sabía que decir, quizás si pasaba algo entre los dos, pero no quería confundirme; apenas y habíamos cruzado algunas palabras, no podía contarles hasta estar segura -no pasa nada chicas, mejor me voy- 

-Adiós señora Riddle- Pansy.

Caminé un poco y escuché como las chicas discutian sobre lo que pasaba entre Mattheo y yo, no me molestaba que me gustara alguien, pero no quería tener problemas, yo sabía que mi padre y el suyo, tienen un trato de mantener alejadas a las familias. Eso puede ser complicar las cosas, no me gustaría una historia a lo William Shakespeare.-Becca. 

Magia, venganza y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora