Capítulo 3

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-¿Y que tal estuvo?.

-Es verdad, lo había olvidado, ¿estuvo difícil enseñarle a esos boludos?.- preguntó Fran mientras guardada sus libros en el casillero.

-No estuvo tan mal. Ambos le ponían ganas a lo de aprender, y sobre lo demás...ya saben lo que pasó.- Matías fue el último en cerrar su casillero.

Los tres amigos y Blas habían acordado en ir a almorzar a un restaurante cerca de su universidad. Aprovechando que Matías no tenía que darle clases a Enzo y a Esteban gracias a que estos habían salido mucho antes y que en general, los jueves eran básicamente días sin deberes.

-Ah, Matías. Fuiste un tonto.- la risa de Pipe y Fran no se hizo esperar, siendo interrumpidos únicamente por la llegada de Blas, el alto trotaba hacía ellos con la mochila en hombros.

-Perdón por la tardanza, Lara se extendió de más, juro que estoy harto de ella.- Blas saludó a todos con puños, a excepción de Matías a quien le revolvió el cabello cariñosamente.

-Nah no importa, Blas. Salimos hace como 5 minutos total.- Felipe se encogió de hombros, pero luego miró a Matías.- Seguía diciendo, si Kuku dijo bien todo fue una tontería.

-Kuku es re boludo, no le creas nada. Siempre exagera. Fran puede confirmarlo, ¿no es así?.- la mirada amenazante del castaño hizo que Fran asintiera una y otra vez, sin opción. Y así, el tema quedó cerrado.

Los cuatro amigos se fueron caminando entre bromas hasta el restaurante, era un lugar cómodo, accesible respecto al precio y diseñado para jóvenes universitarios hambrientos. Y a ellos les encantaba.

-Gracias.- Matías le sonrió a Blas quien le abrió la puerta con una sonrisa.

-Yo voy a querer la hamburguesa doble, desde hace dos semanas quiero comerla.

-Yo quiero un burrito de asado y asumo que Matías pedirá un Sandwich club y Blas hot dogs.- Felipe los miró, esperando una afirmación mientras se paraba en el mostrador. Ambos asintieron.

-Ya está, vayan a sentarse porque luego se llena esta cosa.- Los dos se fueron, dejando a Fran y a Pipe ordenando (eran los mayores y tenían el deber de hacerlo, además de que Blas y Matías eran tímidos para hacerlo ellos mismos).

-¿Y que tal estuvo tu día en la escuela?.- le preguntó Blas.

-Estuvo bien, ya sabés, lo mismo con la profe Osorno y sus ejercicios. Pero pude entregarlos y salir minutos antes a diferencia de esos dos.- apuntó a sus dos amigos que ya se encontraban ordenando.

-Eso es bueno, Mati. Siempre te admiré por ser muy aplicadito y todo eso. Eres genial.

-Nah, para nada, Blas.- restó importancia.- No soy tan genial como tú.

Blas le sonrió y le revolvió el cabello con cariño.

-Y por cierto, tú tenés que pagarme la comida hoy porque la semana anterior cancelaste.

-No fue apropósito, vos sabés que Osorno nos aterroriza a todos. Esa vieja bruja, ojalá le den calle, en serio.- se quejó, causando una carcajada en Matías.

-Seguro que si, y puedo asegurar que los de quinto semestre también la están pasando re mal, Kuku está a nada de abandonar la uni.

-Ah pero le pasa por Boludo, ¿quién lo mandó a estudiar ingeniería?-

-Pequeñas víboras, su padre casi casi lo obligó.- defendió Fran, quien ni siquiera había llegado a full con ellos, pero que de alguna manera logró escucharlos a larga distancia.

-¿Cómo diablos escuchaste? Te hablo a menos de 1 metro y nunca escuchás, sos un boludo.- Se quejó Matías.

-Vos sabés que cuando se trata de su primito Kuku, nada lo detiene.- Felipe se sentó frente a ellos, llevándose a Fran.

-Pará, lo tengo que defender porque me compra comida los finde. Tengo que ser fiel.

-Ventajas de tener un primo rico, viste.

-Sos re envidioso, Blas.

-Nada nada, solo reclamo las injusticias.

-Calláte y mejor ve a buscar la orden.- Fran le tiró el recibo en la cara, el alto se levantó de mala gana y fue al mostrador.- Con trabajo nos ve y viene a reclamar.

-Pero tiene razón, che.- contestó Felipe, recibiendo una mirada de alto por parte del castaño claro.

-Ah se ve delicioso, esto.- Blas asentó la bandeja en la mesa.- Vayan por sus bebidas, malditos.- les arrojó los vasos.- No, tú no, Mati. Yo traeré la tuya.- habló cuando vió que Matías se iba a levantar.

-Que sea Coca Cola, vos sabés.

-Nah, no hay fanta, tuve que agarrar sprite, que boludos.- se quejó Pipe, quien sorprendentemente habia regresado en menos de 30 segundos. Fran llegó después mientras bebía su soda como un sediento desesperado.

-Con calma, Fran, que te atragantás.- se burló Matías.

-Dejáme en paz.

-Aquí tienes.

-Gracias, Blas, sos el mejor.

-Blas hace todo por Matías, eso es preferencia, viste.- Matías se encogió de hombros mientras le daba una mordida a su Sandwich.

-Calláte y comé.- lo regañó Blas.

-Esto es una delicia. Pero sabés qué, hubiera estado mejor si...

Y se detuvo, su preciado Sandwich cayó en la bandeja cuando vió a Enzo entrar con una chica que estaba colgada de su brazo.

-¿Qué diablos?

-¿Y ahora que, Mati? No deberías de tirar así tu comida, sos un...¡Mirá, es Enzo!- Exclamó Felipe, Matías lo miró con pánico pero gracias al cielo el pelinegro no lo escuchó.

-Calláte, boludo. Ya vimos que es Enzo.- lo regañó Matías.

-¿Y quién es esa? ¿Será su novia?-. Preguntó Fran.

-Parece que si, la tipa no lo ha soltado desde que entraron, pero no sabía que tenía novia.

-Yo la conozco.- Recordó Blas.- Esa boluda está en mi aula, debería de estar en tercer semestre pero reprobó, pero no sabía que estaba con Enzo.

-Ya está.- Matías sorbió su pajita con pesadez, hizo una mueca ante el gas de la soda.- No me importa, total, es un pelotudo.

Si, se sentía herido y traicionado.

Pero debía de admitirlo, Enzo en ningún momento dió señales de apreciarlo más allá de un amigo tres años menor, tal vez se había dejado llevar por sus cursis esperanzas.

-Tranqui, Mati. Total que Enzo nunca dió vibras de ser gay.- Felipe intentó consolarlo, dándole unas palmaditas en la espalda.

-Ya se, Pipe. Pero pensé que habría aunque sea una posiblidad.

Y de la nada, Fran se levantó como alma que llevaba el diablo, asustando a sus tres amigos.

-Es re pelotudo, tengo que asegurarme.- Y sin esperar una respuesta, empezó a caminar hacía Enzo y su pareja.

-No, Fran, ¡regresá! ¡no seas boludo!-

¡Fran, vení acá!-. Intentó detenerlo Felipe y Matías, Blas por su parte seguía comiendo con una sonrisa en la cara.

-¡Hola, Vogrincic!

Y Matías sintió un mundo de pena y de desilusión.

PHYSICAL (ENZO X MATÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora