La idea de esta historia se basa en gran parte en el videojuego Detroit Become Human, así como algunas interacciones entre personajes.
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–Matías, cariño, baja un momento. –Oyó decir a su madre desde la planta baja. Así que dejó el libro abierto sobre la cama y salió de su cuarto para ir donde le llamaban, se agarró a la barandilla de la escalera para no resbalarse con sus zapatillas nuevas de andar por casa, que le quedaban todavía un poco grandes.–¿Qué ocurre?
Ambos padres estaban en el salón de la gran mansión, más juntos de lo que los había visto en el último mes. Desde lo del divorcio, apenas se habían visto, todo eran cajas de mudanza de un lado a otro, furgonetas y papeleo; cuando era un crío pequeño tenía la imagen de que aquello era un tipo de vida divertido en el que uno iba cambiando de casa cada semana, siempre de un lado a otro, haciendo amigos en ambos lados y viviendo vidas alternativas, casi como en una película. En aquel momento, con la mitad de sus cosas en la casa de su madre y la otra mitad allí, habiéndose olvidado la mochila y viendo todo lo que aquello conllevaba, no le hacía tanta gracia. – Hijo, tu madre y yo hemos estado hablando nuestra situación y sabemos que esto está siendo algo difícil para ti.
–Comprendemos que entre las mudanzas y los lugares nuevos, puede hacerse algo complicado. –Aportó su madre. Y era cierto, ambos progenitores habían decidido vender la preciosa casa en la que vivían para irse cada uno al extremo de la ciudad; casi como si Manhattan no fuera lo suficientemente grande como para separarlos.
Y el problema no era solo la gente nueva, sino conocer un nuevo instituto, nuevos profesores que no estaban acostumbrados a su lento aprendizaje en aquello que no fuera la robótica y nuevos amigos que hacer. –Es por ello que tu madre y yo hemos decidido darte algo que creemos que te será de gran ayuda. –Y señaló entonces hacia el otro lado de la habitación, haciendo que reparar por primera vez en lo que allí de pie se encontraba.
Parecía un humano de carne y hueso, si no fuera por el chip que llevaba en la sien.
Un androide, Matías Recalt había visto muchos durante su vida, su familia había tenido algunos como asistentes en ciertos trabajos, sobre todo cuando quisieron construir la casa en la que habían vivido hasta hacía unas semanas. Los androides formaban parte de la vida de cualquiera que se los pudiese permitir, como trabajadores, cuidadores, o cualquier cosa que se les ordenase, eran máquinas bien diseñadas, programadas y construidas para facilitarle la vida a los humanos en todo lo posible; se vendían en series, cada pocos años salía un nuevo modelo, cada vez más avanzado, de androide. Generalmente la apariencia de estos variaba con las modas, las preferencias de la población y los estudios estadísticos sobre qué aspecto resultaba más apelable a los humanos. Algunas empresas podían incluso vender androides según la preferencia personal de cada uno de sus compradores, pero aquellos en los que uno podía escoger la apariencia de su producto costaban una millonada y solo las personas más ricas de la sociedad podían permitirse tal cosa.
Este androide era un hombre alto, que aparentaba unos treinta años. Tenía el pelo castaño bien peinado y ojos marrones junto con una expresión que a pesar de neutral, daba un aire afable a su rostro. Vestía un traje negro con una americana de detalles en blanco y azul fluorescente, en el lateral derecho, sobre el bolsillo de esta, se veían las iniciales AI900, último modelo, pudo reconocer al momento.
–Vamos, enciéndelo.
Matías vaciló por un segundo, luego se acercó al androide y estiró el brazo para tocar el chip de su sien, este no tardó ni dos segundos en estar encendido, con una tenue luz azul clara. La máquina con aspecto humano vio a su alrededor, pestañeó dos veces y en cuanto enfocó la mirada en el muchacho sonrió un ápice. –Buenos días, mi nombre es Enzo, y soy un androide diseñado por la empresa CyberLife. Estoy aquí para satisfacer las necesidades de...
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Project Human: Matienzo&Kukufran
Science FictionA Matías le regalan un androide para protegerlo. Al Inspector Kukuriczka le asignan la investigación de androides divergentes. Año 2357 la raza humana ha progresado tanto en el sector de la tecnología que ahora cuenta con Androides, máquinas perfect...