– ¿Todavía no ha llegado el nuevo? – preguntó Pardella, esquivando coches, volando por la carretera. Esteban se había agarrado al asiento, no le importaba la velocidad, pero la forma de conducir del agente siempre conseguía que se pusiera alerta, la forma que tenía de moverse de un carril a otro, de ver las motos en el último momento y, sobre todo, de acelerar, le habría ganado un par de multas si no fuera por que era parte del cuerpo policial.
Negó. – Empezaba hoy, pero no se ha presentado.
–Pues se va a perder un primer día interesante.
Habían salido a desayunar a la misma cafetería que el inspector solía frecuentar cuando se encontraba en la ciudad, todavía le quedaba media taza de café cuando les llamaron informando de que se requería su presencia en la escena de un nuevo posible caso de divergencia. Al parecer, un hombre mayor había aparecido muerto en su casa, asesinado por su androide, el cual se había dado a la fuga; uno de los vecinos había dado la alarma al escuchar gritos provenientes del apartamento de encima; a pesar de que muchos de ellos contaban con insonorizadores electrónicos, algunos de los edificios más antiguos de la ciudad todavía no disponían de estos dispositivos. – Ha sido una suerte que la mujer diese la alerta, de lo contrario se tardarían días en notificar el caso. – comentó Pardella, Esteban asintió.
La situación era mala, muy mala, un pobre hombre había aparecido muerto, pero al menos, ya sabían que había un divergente suelto por la zona; los coches policiales ya habían comenzado a desplegarse por las manzanas contiguas y pronto comenzarían a avisar a las personas que vivían por los alrededores que tuvieran cuidado aquellos primeros días. La base de datos de los androides de CyberLife estaba conectada a la torre central de la multinacional, así que se podían rastrear en todo momento, sin embargo, junto con la divergencia surgía un grave imprevisto, el software de los androides se desvinculaba de la torre y se volvían completamente inidentificables. Esto, sumado a que eran idénticos a un humano real en apariencia hacía su búsqueda algo más difícil.
No era imposible, por supuesto, los divergentes solían ser erráticos, no sabían qué hacer con su nueva "voluntad" y terminaban cometiendo algún error que los delataba y ponía en el punto de mira. El problema era que algunas veces ese error terminaba con la vida de alguien y las tensiones entre los ciudadanos eran cada vez mayores. Cuando solo se trataba de uno o dos casos aislados no había un gran problema o preocupación, pero cada vez eran más centrales las que informaban de casos de divergencia y en algunos estados comenzaba a surgir una gran desconfianza por parte de la población.
Esteban no los culpaba, a él no le gustaban los androides en lo más mínimo.
Su compañero lo sacó de sus cavilaciones cuando aparcó el coche. – Es aquí. – ambos bajaron y se pusieron manos a la obra. Pardella saludó a las autoridades y se acercó al Teniente con un cordial saludo. – Agente Pardella e Inspector Kukuriczka .
El contrario les echó un vistazo de arriba abajo. – Habéis llegado temprano, tenemos una patrulla en camino todavía que iba a llegar a asegurar el perímetro. ¿Usted es el dialogador? – preguntó apuntando hacia Esteban, que asintió despacio, el hombre se acercó un poco más. – Bien, hemos revisado las cámaras de seguridad y ninguna de ellas detectó la salida de nadie desde que se produjo el crímen; lo más probable es que el androide siga en algún lugar del edificio, tenemos agentes en todos los pisos y estamos reforzando la seguridad, pero por favor, hagan el favor de ponerse un chaleco.
Ambos hicieron caso de lo que dijo su superior y se colocaron uno de los chalecos antibalas que un joven de pelo lamido se acercó a traerles. –Inspector, suba conmigo. – Esteban no se hizo derogar y comenzó a seguir al muchacho. –Han notificado el caso hace media hora, han precintado la zona y el equipo forense ya está trabajando arriba. Vamos al 14º B. – Los edificios allí eran altos. Las ciudades crecían a gran velocidad. – Ya se han recogido muestras, fotografiado y filmado toda la estancia, así que puede mover todo lo que crea conveniente.
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Project Human: Matienzo&Kukufran
Science-FictionA Matías le regalan un androide para protegerlo. Al Inspector Kukuriczka le asignan la investigación de androides divergentes. Año 2357 la raza humana ha progresado tanto en el sector de la tecnología que ahora cuenta con Androides, máquinas perfect...