Project Human: Matienzo&Kukufran

6: Un mal día

Matías entró en casa empapado. Enzo, que estaba "leyendo" el periódico sobre la mesa de la encimera, se movió veloz como el rayo al verlo. –Matías, te dije que debías coger un paraguas antes de irte.

El muchacho solo bufó y dejó caer la mochila empapada al suelo. El Androide tomó la mochila mientras él subía las escaleras sin mirar atrás, no estaba de humor, dio un portazo con la puerta del baño y pasó el cerrojo, se tiró contra la puerta y quedó allí sentado; la ropa de picaba y rascaba, pero no quería moverse de donde estaba. Un par de segundos más tarde, escuchó los pasos de Enzo subiendo hacia donde se encontraba y llamar a la puerta. –Matías, ¿qué ha ocurrido? –No respondió. El androide guardó silencio también, Matías se abrazó las rodillas y apoyó la cabeza sobre estas. –¿Quieres que hagamos tortitas para cenar?

Matías no pudo evitar una sonrisa amarga, lo único que quería en aquel momento era salir de allí, romper un par de cosas y gritar con todas sus fuerzas, y también le apetecía cenar tortitas con Enzo y ver una película. –No vuelvo por esa empresa. Es una mierda.

–Días malos tenemos todos.

Rodó los ojos, aunque sabía que no podía verle. – Este ha sido malo de verdad.

–¿Por qué no abres la puerta y me cuentas qué ha pasado? Tienes que secarte o te constiparás. –Matías tardó un par de segundos, pero terminó por levantarse con un bufido. Quitó el pestillo de la puerta y dejó pasar al androide, que lo primero que hizo fue ponerle la mano el la frente para medir su temperatura y tras decir que estaba por debajo de lo normal se acercó a poner el tapón en la bañera y comenzar a llenarla de agua, luego llegó delante suya. –¿Qué ha ocurrido?

El muchacho se sentó sobre el lavabo, con las rodillas a la altura de la cintura del androide, que apoyó las manos sobre sus rodillas en un gesto tan cotidiano que parecía acostumbrado a ello. – Primero, en el maldito edificio de la empresa tienen un aparcamiento con suelo que no adhiere, así que la moto se me ha resbalado y me he dado un golpe, de no haber sido por las protecciones podría haber sido bastante jodido. – Enzo se dio cuenta del moretón que tenía bajo la barbilla, le movió con cuidado la cabeza para examinar la zona, rozó con el pulgar la zona morada y frunció el ceño.

–Esto no habría pasado si me hubieras dejado llevarte.

–Pensé que me había torcido el tobillo porque caí al escapar, pero debe estar bien. – dijo, sin darle importancia a su comentario. El androide enseguida pasó a examinar lo mencionado, toqueteó su tobillo con cuidado y negó en un gesto leve en señal de que no había ningún problema. –Llegué tarde a la presentación y, antes siquiera de que pudiera enseñarles mi último programa, me soltaron un discursito sobre la imagen que da la puntualidad a la empresa, ¿y qué carajos iba a decirles? No podía quejarme de su maldito aparcamiento y del golpe que me acababa de dar, así que no me quedó otra más que asentir y comerme el enfado. Por si fuera poco, la mierda de Jackson se pasó toda mi presentación haciendo preguntas de mierda e interrumpiendo para nada, le habría partido la boca si pudiera.

Enzo lo contempló por unos segundos, con esa intensidad que siempre tenía en la mirada. – Menudo capullo ¿eh?. – Matías sonrió. – Me temo que no te puedo ayudar con el tema de tu presentación, pero iré a buscar adherente para las ruedas de tu moto y le cambiaremos las ruedas si es necesario. – aunque ambos sabían que era cuestión de tiempo que el muchacho dejase aquella empresa, como siempre ocurría, trabajaba en una, luego en otra, un par de proyectos en cada una, ganaba lo suyo y luego se iba; porque no le gustaba quedarse en un mismo sitio para toda su vida.

Enzo se apartó luego para abrir el agua de la bañera. – Ahora haz el favor de quitarte esa ropa mojada antes de que tenga que llevarte al médico. – Matías no tardó en obedecer.