18: Una orden

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"Tienes a una máquina a menos de 3 segundos de distancia". Asintió, la había visto por el rabillo del ojo, una algo más pequeña que la que había destrozado la última vez, tenía cierto parecido con un prototipo de máquina de campo que había diseñado cuando todavía se encontraba en la carrera, junto con Pipe, uno de aquellos trabajos que les había mantenido despiertos hasta las tantas de la madrugada, mientras se atiborraban de bebidas energéticas para poder aguantar la paliza de estar toda la noche despiertos entre engranajes, tuercas y piezas sacadas del desguace.

Cogió la curva por el interior, la máquina lo hizo por fuera y la distancia entre ellos se agrandó, Matías cogió velocidad con el cambio de marchas y la dejó un poco atrás, quizá un par de segundos de ventaja, lo suficiente como para no preocuparse por ella en aquel momento. Tenía un androide no demasiado lejos, uno que se había quedado algo rezagado porque en la carrera anterior, al parecer, había sufrido un destrozo que no tuvieron tiempo de repararle; parecía que cojeaba por la pierna derecha y Matías creía que, si se esforzaba lo suficiente, podría rebasarlo. Enzo le hizo saber que todavía no se encontraba a su alcance, por lo que sería mejor que guardase las fuerzas, para cuando realmente le fueran a hacer falta.

Era la cuarta carrera del año y la emoción no era menor que en la primera; en esta ya habían apostado por él y no solamente por casualidad. En la segunda carrera, había dado un espectáculo más que impresionante, había dejado fuera de combate él solo a dos de las máquinas que trataron de atacarle, saltando por los aires, volando y lanzando sus discos de luz contra estos, ninguna de las dos construcciones fue capaz de defenderse contra él y, a lo máximo, solo consiguieron durar un par de minutos. Matías no había ganado muchas posiciones, porque había vuelto a terminar de séptimo, no era el más rápido de todos, pero a los espectadores les encantó su actuación.

La tercera fue todavía mejor, terminó de quinto, lo que se tomó como todo un logro. Pipe insistió en celebrarlo con una barbacoa en su casa y Matías no pudo decir que no; su padre le hizo saber que en aquel momento, incluso contaba con algunos contactos de patrocinadores que estarían dispuestos a darle una cuantía considerable si llevaba el logo de sus empresas en alguna parte del traje, y aquello era, cuanto menos, tentador; podría ausentarse del trabajo un tiempo y emplear en Enzo. Su androide estaba algo más tranquilo en aquel momento, al ver que en las dos carreras siguientes a la primera no se había vuelto a lesionar de forma tan grave; aunque las agujetas del día siguiente eran horribles y solía echarse toda la mañana durmiendo en sus brazos.

También había recibido algunas cartas por parte de otros competidores con la intención de hacer alguna alianza; aunque, por el momento, no había aceptado ninguna, porque todavía no tenía claro qué quería hacer; de los humanos originales, solo quedaban él y el hombre del traje verde. El de la guadaña se había retirado por una grave lesión en la pierna, que amenazaba con impedirle volver a andar; Matías había ido a visitarle al hospital junto con Enzo, como gesto de solidaridad entre "colegas" aunque no le conocía de nada. Había recibido un golpe brutal contra uno de los androides, se golpeó las piernas en el muro y una de ellas estuvo a punto de salírsele del sitio; de haberse llevado el golpe un poco más arriba, se habría quedado inválido para toda la vida, con suerte en aquel caso, lo máximo que podría perder era la pierna izquierda. La mujer corpulenta dejó la carrera cuando su esposa le informó que los trámites que estaban realizando para adoptar a una niña habían sido aceptados, fue una de las personas a las que alguna vez vio retirarse que no fuera por algo terrible.

El hombre que quedaba estaba también en el hospital, por una contusión grave en la cabeza, aunque los médicos dijeron que se recuperaría eventualmente. Los sustituyeron otros 3 humanos, normalmente las plazas las cubrían androides, porque no había tanta gente que quisiera arriesgar la vida allí, pero los premios eran tan prometedores aquel año que cualquier interesado que pudiera hacerse un traje con dos ruedas y algunas protecciones quería intentar entrar.

Project Human: Matienzo&KukufranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora