Parte 1: Secretos ocultos

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    Entre las condiciones que hacen al Mar Caribe un lugar espectacular y emocionante, son sus historias y leyendas, pero las más fantásticas, son las historias de los corsarios y piratas, los cuales necesariamente iban a este lugar en busca de re...

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    Entre las condiciones que hacen al Mar Caribe un lugar espectacular y emocionante, son sus historias y leyendas, pero las más fantásticas, son las historias de los corsarios y piratas, los cuales necesariamente iban a este lugar en busca de refugio y otros por las grandes riquezas que de este obtenían. Entre secretos, y un botella de vino, un hombre habló, y contó sobre alguien más astuto y con agañas:

     - ¡Tú, más que hombre eres un monstruo! - Grita un pirata con voz fatigada.

    - Yo no soy un hombre- Se quita el sombrero y la voz ronca se vuelve más delicada. Alzando su voz, dice- Yo soy una mujer más brava que los hombres. ¡Yo soy Anne Bonny!-

     Nuestra historia comienza en Irlanda, en el año 1698 en el pequeño pueblo de Country Cork. Un pueblo, donde a muchas personas les gustaba disfrutar pasar por la calle principal de Patrick's Street, que empezado al lado del río, termina en el Grand Parade, una zona comercial. Pero más brillante no era el agua de su río o su calle bien adoquinada. Desde la sima, allá en lo alto de una colina, no muy empinada, los cristales de la ventanas de una mansión, a simple vista lujosa, resplandecían por la luz del mediodía.

    Las grandes aceras que daban entrada al hogar, estaban llenas de ruedas de carruajes por la cantidad de personas que resivía. Era imposible que en un día no llegasen visitas a la mansión. Visita peculiar: ricos, hacendados, personas importantes. Basta con esta descripción para darse cuenta de la posición de sus propietarios. 

    La mansión era el hogar de un importante matrimonio, cabeza de familia William Cormac, abogado irlandés reconocido por su importante apellido, por ser una persona formal y de buen asentado juicio. La ley era su segundo nombre. Conocido por sus compañeros como ¡Calamidad de piratas!, apodo que no es que a William le agradase del todo, pues, ¿a quién le gusta que le llamen calamidad?, pero, en fin, por su apodo es sencillo expresar que este hacía temblar las aguas de Irlanda.

   La familia era de buen vivir, a simple vista acomodada, no tenían quejas sobre sus vidas, no les era necesario nada. El matrimonio, celebrado en 1662, también contaba con Margaret Lubo, una beata proveniente del Barón Lubo y la Baronesa Gouve, ambos recatados, muy nobles, conocidos como los ¨Barones de los Santos¨. La posición económica, social y espiritual de los padres puede describirnos a Margaret como una mujer de buena familia, de respetado estatus. La mansión, aunque se crea que solo el hombre trae el dinero a casa, también fue construida con la dote del casamiento que los padres de Margaret le entregaron a William.

   Este matrimonio no había concebido hijos. Aunque se piense que por sus logros eran viejos, esto es falso, pues todavía conservaban su bella juventud.

   En su interior la mansión contaba con tres cocineros, el pinche  Pablo¨Pablito¨, tres doncellas, pues decir sirvienta para Margaret era algo despectivo y vulgar; un jardinero que se podría decir que es el que más trabajaba, pues como ancha era la mansión, ancho también era su jardín rodeado de bellos arbustos con flores: unos cuantos helechos, gramíneas, rosas y 6 manzanos, uno de ellos estaba apretujado contra la pared que da enfrente, de un jardín interno; también había 12 trabajadores para otros servicios, uno de estos antes mencionado.

Anne BonnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora