Capítulo 11.

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<Anthem of The Dead. God of War 3 soundtrack.>

El campo de batalla era una imagen que dejaría marcas en las mentes de las personas más descerebradas.

Cuerpos tendidos, y armas esparcidas por el suelo o incrustadas en los cuerpos.

Montañas de cadáveres, sin importar la facción a la que pertenezcan.

Charcos de sangre, alas, incluso miembros separados de su cuerpo en todos lados.

Una visión desgarradora de una guerra que había comenzado hacía mucho tiempo.

La magnitud de la perdida era incomprensible. Era imposible contar a los seres que habían muerto.

Sus pies pasaron por los charcos de sangre, manchando sus botas de oro con sus pasos lentos y pesados.

Sus piernas se cubrían con una armadura dorada, aquella que había portado con tanto orgullo cuando era la mano derecha y la voluntad de Dios.

Líneas rojas y negras recorrían la armadura, brillando como rubíes y una noche de luna llena.

Su torso desnudo estaba recibiendo todas las ondas de viento provenientes del norte, a donde se dirigía.

La cicatriz en su pecho, producto de la misma Amaterasu, resaltaba como la debilidad de un enemigo el cuál desconocías.

Una hombrera y un brazalete bañados en oro adornaban su brazo derecho. La hombrera tenía un diseño con el símbolo de Lucifer, y el brazalete el mismo símbolo de forma inversa.

Su antebrazo izquierdo tenía un brazalete de oro, el cual cubría la totalidad desde la muñeca hasta el codo.

Sus pasos lentos y seguros, con los puños apretados, daban un aíre de autoridad.

Una figura estaba bajando por las nubes del Inframundo, de forma tan lenta que parecía una película de terror.

Piernas de grandes músculos, definidos como si no tuviera un poco de grasa en su cuerpo, cubiertas tras unas botas de oro que deja sus dedos al descubierto, y una toga blanca, la cual se engancha en su cintura con la parte restante.

Brazaletes de oro en sus antebrazos, solo siendo el principio de brazos de un tamaño abrumador, como si fuese un Titán.

Marcas doradas y finas como una línea recorrían su torso, desde su abdomen y su pecho hasta sus brazos.

La mitad de su torso estaba descubierta, siendo la otra parte cubierta por la toga, enganchando la parte de su espalda con el pecho gracias a un broche de oro.

Una larga barba blanca se hizo visible.

Su rostro arrugado, sus ojos blancos, sin pupilas, y su largo cabello blanco, eran un símbolo de su clara antigüedad.

Grandes e imponentes alas doradas destellaban en su espalda.

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Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora