Capítulo 14.

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“Oye… oye… despierta…”

Naruto estaba molesto. Llevaban 10 minutos queriendo que se despierte, aunque ya estaba despierto, y no parecía que aquella mujer fuese a parar.

Estaba picoteando su mejilla con su dedo, y no paraba de decirle “Oye, despierta”.

Tomó la mano, y abrió su ojo izquierdo, del lado que estaba oyendo esa voz. Miró a la mujer con molestia, que tenía una sonrisa en su expresión serena.

Cabello negro y largo hasta sus caderas, ojos de color carmesí brillante. Unos adornos en la cabeza hechos de oro, y un tatuaje extraño en el cuello. Un vestido rojo con prominente escote, algo que resaltaba también la figura voluptuosa de la misma.

En sus brazos, unos guantes de seda negro reposan, los cuales llegan hasta arriba de su codo.

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La mujer le sonrió de vuelta, antes de levantarse de su posición en cuclillas, siendo soltada por Naruto. El mismo se levantó, viendo que aún estaba en la cima de aquella torre.

Caminó hasta su katana y la tomó, viendo que aún estaba intacta. La agarró con su mano izquierda, y caminó hasta la espada de Elohim, clavada en el suelo.

Aeternum Custos.

Guardián Eterno, en latín. Según tenía entendido, por palabras de Elohim, simbolizaba la protección eterna que brinda a su portador.

Algo irónico que no lo haya atravesado mientras golpeaba a Elohim. Supuso que todo era en base a los deseos de quién la maneja.

Había estado ahí cuando Elohim la creó, y recomendó el nombre “Caelum Gladius”, Espada Celestial en latín, pero su padre simplemente eligió la otra forma.

Tomó el mango de la misma, y abrió sus ojos.

Una explosión de información golpeó su mente. Ataques que su padre usaba con la misma, como se creó, entre otras cosas.

Finalmente, la levantó sin problemas. La balanceó un poco, viendo detalle a detalle los cambios que su padre le hizo a la misma.

Apretó con fuerza el mango, viendo como el fuego emanó de la misma levemente, antes que afloje su agarre.

La espada se deshizo en partículas doradas, enviada a una dimensión de bolsillo hecha por Naruto.

Se giró y miró a la mujer, que ahora estaba muy serena, demasiado para su curiosidad.

“Dime, ¿Quién eres?”

La mujer sonrió nuevamente.

“Soy la cosa que te dejó casi mu-“

La punta de aquella katana se poso en su cuello, mientras Naruto estaba a menor distancia de la anterior, viéndola con oscuridad en sus ojos.

Parecía listo para pelear.

Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora