“¿Estoy… cayendo?”
Su expresión estaba muerta. No había ningún rasgo de emoción en sus ojos, ni en su boca, frente, cejas.
Nada.
Ni siquiera tenía ganas de moverse para ver su cuerpo, o de mostrarse tan arrogante y lleno de si mismo como solía hacer.
No sabia si estaba flotando o estaba cayendo.
Estaba en plena oscuridad, en el vacío de la existencia.
Ahora lo estaba sintiendo. Su energía vital disminuía a cada segundo, y no tenía ganas de pelear. Ya había fracasado en su objetivo.
Lo más probable era que la Bestia sea sellada o derrotada momentáneamente por Elohim, y él terminaría pudriéndose en el Fin del Mundo, o su padre usaría su magia para mantener unos quien sabe cuantos sellos para detener al Trihexa.
Un leve suspiró salió de sus labios. Cerró sus ojos, y simplemente dejó que la vida abandone su cuerpo.
De repente, empezó a sentir calor.
Un calor tranquilizante, que no quemaba ni molestaba.
Unas manos pasaron por su espalda, hasta rodear su abdomen con sus brazos.
Sintió que estaba recostado, pero no en que. Su cuerpo y mente no querían despertar del cercano sueño eterno al que estaba por caer.
“Quiero descansar…”
Una suave risa llegó a sus oídos. Lentamente, su cuerpo reaccionó. Sus ojos se abrieron lentamente, acostumbrándose al instante a la luz del sol.
Dos manos acariciaron su cabello suavemente, usando las yemas de los dedos para frotar su cuero cabelludo con cariño.
Levantó la cabeza y la miró. La primer mujer que lo hizo sentir algo de cariño, lujuria, y la que lo acompañó desde su caída hasta el cercano final de su vida.
Lilith Lucifer.
“Entiendo. Estás cansado por la batalla, así que puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras”.
En ese momento se dio cuenta de su posición.
Estaba recostado en el suelo verde, debajo de un árbol, con su cabeza sobre el regazo de Lilith.
En esa misma posición fue que ella lo dejó descansar tras su caída, y el cansancio extremo de su cuerpo por la perdida de la mitad de su poder como ángel.
Naruto respiró profundamente, relajándose en su propio lecho de muerte, en el regazo de su esposa.
“Ahora... entiendo porque sentí envidia de mi padre por tantos años…”
Lilith lo miró con curiosidad, sin dejar de acariciar el cabello de su esposo, el único hombre que podría estar en su corazón.
“Subiendo a la altura los adelantas; pero cuanto más subas, más pequeños te verán los envidiosos. El que vuela alto es el más odiado”.
Una mariposa pasó volando, y se detuvo en el pecho de Naruto, descansado pacientemente ahí.
Una mano de Lilith acarició la mejilla de Naruto, viéndolo con tranquilidad, con una leve sonrisa adornando sus rasgos.
“Aspiraba a las alturas más libres, alcanzar ese lugar en el trono, y subir más allá, al reino de las estrellas… pero también ansiaba la libertad”.
Lentamente, Naruto se giró, viendo fijamente a Lilith a los ojos. Sus orbes rubí se clavaron en aquella mirada dorada que lo cautivó desde el Edén.
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Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios.
Rastgele1. Aquel Ángel que fue descrito por Dios como "El sello de una obra maestra, lleno de sabiduría y acabado en belleza", y que ahora es aun como Dios lo describió, solo que de una forma muy retorcida. Naruto Dark. Naruto Op. Y por cierto, este Naruto...