Capítulo 15.

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Las cosas en el Inframundo estaban muy movidas. Diablos y diablas vestidos de sirvientes estaban yendo de un lado para el otro, acomodando y preparando todo lo necesario para la reunión masiva que se daría en menos de unos minutos, por orden directa de Naruto.

Todos los diablos del Inframundo, sin importar si eran parte de los 72 pilares, súcubos, íncubos o simples diablos sin un apellido de renombre, debían estar en Lilith, la ciudad-país central de todo el Inframundo, al lado del territorio del Castillo Lucifer.

Para curiosidad, enojo y miedo de algunos, todos los Ángeles Caídos y los propios Ángeles estaban llegando a la reunión, guiados por los Cadres, los Arcángeles y los Serafines.

Estos, a su vez, eran escoltados por los Maou principales, más que nada para asegurar que no habría peleas estúpidas.

Naruto fue muy claro con su orden.

Era una reunión al aíre libre, en donde todos podrían ver y oír al Lucifer. Para curiosidad de los ángeles y caídos más poderosos, habían historiadores famosos de todas las razas, artistas, entre otros, que parecían listos para marcas está historia como una nueva parte de la biblia.

Pasada una media hora, con guardias de alto rango manteniendo el orden entre las facciones, y sin que falte ningún habitante sin justificación. Dicho caso sean de las personas en hospitales, o en condiciones que no les permitía estar ahí.

Había un escenario a varios metros de alto sobre ellos, con los Maou de pie al lado de una escalera que bajaba del imponente castillo detrás del mismo.

Miguel, Gabriel, Uriel, Rafael, Metatron, Sandalfón, Raguel, Raziel, Azrael y Ramiel. Todos ellos estaban al frente de todos los Ángeles, manteniendo la tranquilidad en todos. La mirada triste en los ojos de todos ellos era inevitable, pero los ángeles de los variados rangos no entendían porque.

Azazel, Shemhazai, Baraquiel, Penemue, Kokabiel, Armaros y Tamiel estaban frente a todos los caídos. Muchos estaban socializando con los diablos, y otros parecían organizar una fiesta con alegría pura.

Los diablos, por su parte, tenían frente a ellos a Sirzechs, Ajuka, Serafall, Falbium y Ruval, con todos los Lord y Lady detrás de ellos, y seguidos de los mismos el resto de pilares. Los diablos que no estaban entre estos, estaban detrás de los mismos, con muchos celebrando la vuelta de su rey.

Pasados unos cinco minutos, las puertas del Castillo se abrieron con un fuerte sonido. El silencio se hizo presente.

Un sonido de un zapato tocando el suelo fue suficiente para todos.

Desde el más débil al más fuerte, sin importar la raza, todos se hincaron en una rodilla, bajando la cabeza con respeto.

A pasos lentos y serenos, Naruto bajó por la escalera del castillo, viendo con tranquilidad a todos los presentes en el territorio de Lilith. Podía sentir que todos estaban arrodillados y con la cabeza baja, y eso lo hizo sonreír.

'Ni siquiera debo pedírselos’.

Detrás de el, Trihexa y Lilith bajaban flanqueando sus lados, y por el medio, tanto Runeas como Katerea los seguían.

Naruto lleva puesto un traje negro con un chaleco, y una camisa blanca abierta en la zona del pecho. El cuello de la camisa estaba abierto sobre el cuello del saco. Un collar dorado resaltó en su pecho, con el símbolo de Lucifer colgado de la fina cadena.

Un reloj de oro y pequeños diamantes estaba en su muñeca izquierda, con un anillo en el dedo anular de la misma mano, único símbolo de que debía estar casado. En su muñeca derecha lleva una pulsera de plata, y un anillo en los dedos índice y medio.

Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora