Legends Never Die | 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐠𝐞𝐤𝐢 𝐧𝐨 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐢𝐧

𝕷𝖊𝖌𝖊𝖓𝖉𝖘 𝕹𝖊𝖛𝖊𝖗 𝕯𝖎𝖊

❲ 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐠𝐞𝐤𝐢 𝐧𝐨 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐢𝐧 ❳

" Ese día la humanidad volvió a recordar el terror de ser dominados por ellos, y la humillación de estar atrapados dentro de una jaula. "

𝐒𝐡𝐢𝐧𝐠𝐞𝐤𝐢 𝐧𝐨 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐢𝐧
¡ LEGENDS NEVER DIE !

───────────Ese día fue cuando sentí el verdadero terror, el de estar encerrada y no tener a donde correr, el de ser una miniatura que podía ser aplastada en cualquier momento. Sentía que mis piernas eran inútiles para correr, que no importaba que tan rápido lo hiciera o que tan lejos llegara, todo eso no importara, porque iba a morir en algún momento.

Fuimos cinco los sobrevivientes, y todo fue gracias a dos sacrificios. Pero no importaba que tantos murieran para que nosotros siguiéramos adelante, porque en este mundo la muerte sigue a todo aquel que esté encerrado en estas asquerosas murallas. Mi madre pertenecía a las tropas de guarnicion, ese día estaba en la puerta que el titán colosal derrumbó, y aun así logró salir ilesa.

Mi padre me buscó entre el caos, y yo lo busqué a él, arrastrando a mi amigo al desastre cerca de la muralla que estaba destruida. Recuerdo intentar impedir que viniera, pero me siguió, como siempre lo hacía. No importaba lo que fuese a hacer, si era arriesgado o tranquilo, él siempre iba conmigo ¿Por qué tenía que seguirme ese día? ¿Por qué no pudo ser egoísta y correr con su familia al barco que se estaba yendo? Ahora soy la culpable de una muerte más.

Cuando encontré a mi padre intenté insistirle en irnos, porque pensé en las pocas posibilidades de que mi madre estuviese viva, debí insistir más. En medio de un callejón nos acorraló un titán, el primero que vi. Era mucho más grande que cualquier casa, de cabello castaño, ojos rasgados y tristes.

Mamá apareció con su equipo de maniobras, algo que ella no usaba hace bastante tiempo. Mi padre no dudo en sostenerme en sus brazos y entregarme a mi madre, quien lloraba por el sacrificio que se imaginaba, que presenciamos. Papá corrió entre las piernas de la enorme bestia, dándonos tiempo de subir a un techo, teniendo la mejor vista de todas para ver como aquella cosa devoraba a quien amábamos.