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Arranqué el día muy temprano a la mañana para terminar de prepararme para las largas horas de vuelo que me esperaban. Pero estaba feliz porque iba a verlo, por fin, a estar con él y acompañarlo en parte de la aventura que estaba viviendo. Hablábamos cuando podíamos, teniendo en cuenta la diferencia horaria de cada lugar en que él estaba. También era lindo despertar y encontrar un mensaje de voz de él, contándome cómo le iba. Pero nada de eso era como estar a su lado, el roce de su piel, hablar y reír sin parar, abrazarlo, acariciarlo... Me había alegrado la llamada de Jota invitándome a unirme a ellos, lo veía muy cansado y bajo de energías por momentos, y creía que le haría bien que yo fuese a pasar unos días con él. Acepté encantada y agradecida por la oportunidad. Jota no le dijo nada a él, quería que fuese una sorpresa y yo estuve de acuerdo con eso. Ellos viajaron de Los Ángeles a Nueva York, de allí irían a Londres un día más tarde. Yo llegaría a reunirme con ellos en el aeropuerto de Nueva York, para hacer juntos el vuelo a Londres.
A las cuatro de la mañana ellos llegaron al aeropuerto, Jota se paró al costado del pasillo que llevaba a la zona de embarque y le dijo a Enzo que tenían que esperar a alguien. Él estaba agotado, casi no había dormido, sumado al jetlag de tantos viajes por el mundo, y sentía que los ojos se le cerraban solos. No había donde sentarse, miró a su alrededor y vio unas columnas de metal con una base que sobresalía apenas unos centímetros. Allí se sentó, con la mochila en el piso a sus pies, el pasaporte y pasaje en una mano, y apoyó la cabeza en la otra mano cerrando los ojos. Así lo vi yo al llegar algunos minutos más tarde, me acerqué a él en silencio, me arrodillé y pasé una mano por su pelo. Él abrió los ojos adormilado y se quedó mirándome.
౼Ay Vogrincic, durmiendo en el aeropuerto eh ౼le dije con cariño.
౼¿Estoy soñando? ౼miró a Jota y luego a mí.
౼No, estoy aquí ౼tomé su mano que había bajado a su rodilla౼. De verdad.
Él seguía sin entender lo que estaba pasando.
౼¿Qué haces acá?
౼¿Me llevas a Londres?
౼¿Es en serio? ౼volvió a mirar a Jota.
౼He pensado que después de tanto ajetreo, viajes, actividades, y lo bien que estás aguantando todo a pesar del cansancio, te merecías un poco de buena compañía y mimos quizás? Que vamos, no es lo mismo yo que Naia. Lo único que importa es que estés bien y te sigas disfrutando todo esto, y luego no te arrepientas de no haber disfrutado lo suficiente por estar cansado o extrañando o lo que fuera.
Mientras Jota hablaba, él me miraba a los ojos y noté que los suyos se fueron cristalizando hasta que buscó abrazarme justo cuando la primera lágrima rodó por su mejilla. Jota se fue para darle espacio. Poco después me aparté lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.
౼No llores ౼le pedí acariciando su mejilla.
౼Si supieras lo mucho que desee que estuvieras aquí, que te necesité conmigo.
౼Yo también tenía muchas, muchas ganas de estar con vos. Lo deseamos tanto que se hizo realidad.
౼¿Hasta cuándo te quedas?
౼Recién llego y ya querés que me vaya?
౼No quiero que te vayas nunca ౼susurró.
౼No te preocupes por eso, ahora estoy acá. Te extrañé Numita ౼así solía llamarle cuando estábamos a solas.
౼¿Cómo no me dijiste nada? Sos mala Nai.
౼¿Y perderme tu carita al verme? Que momentazo eh ౼me senté a su lado౼. Jota me dijo que era una sorpresa y yo no la iba a arruinar.
౼La sorpresa más linda de mi vida ౼dijo con la sonrisa más dulce y tomando mi mano.
Jota vino a buscarnos para hacer el pre-embarque y nos pusimos de pie.
౼Gracias ౼le dijo Enzo a Jota, dándole un abrazo.
౼Te mereces esto y más.
El tiempo pasó volando, pronto estuvimos en el avión ya acomodados. Estábamos de costado en los asientos, yo ventanilla y el pasillo, mirándonos y hablando bajito. Era evidente el esfuerzo de Enzo para que no se le cerraran los ojos.
౼¿Por qué no te dormís un rato? Se te nota muy cansado.
౼No quiero. Quiero estar con vos, a ver si me despierto y era solo un sueño ౼acaricié su cabello como me encantaba hacer.
౼No voy a desaparecer, te lo prometo. Vení.
Hice que se acomodara en mi regazo y enseguida se quedó dormido. Simplemente tenerlo así, entre mis brazos, me hacía feliz. No podía pedir nada más, me dormí con una sonrisa.
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Bueno, quería compartir esta pequeña escena que me inspiró la foto de Enzo. Espero que les guste y ojalá me siga inspirando para compartir más historias con los chicos más lindos.
