Valentino Alonso 💞

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Una vez más despertando a su lado, dormido se ve tan hermoso como siempre. Pero ya no es como en los primeros días, cuando no tenía que girarme en la cama para verlo porque nos dormíamos abrazados, enredados bajo las sábanas. Quiero abrazarlo, pegarme a su cuerpo y hacer cucharita, pero dudo que él quiera lo mismo. ¿Y si su reacción es el rechazo? Suena la alarma y él se despierta, yo finjo estar dormida mientras se levanta y va al baño. Extraño que me llene de besos de buenos días y unirme a él bajo la ducha. Dejo la cama y me visto, apenas cruzamos una mirada mientras él sale del baño y yo entro. Paso por el comedor y agarro las llaves, lo veo a él en la cocina preparando el café y salgo. Recuerdo las mañanas en que salíamos a correr juntos, ahora ya ni eso compartimos. ¡Lo que daría porque él viniera conmigo, luego hacernos el amor en la ducha y desayunar, antes de irme al trabajo! La gran ironía es que de no ser por esas salidas a correr, no nos hubiéramos conocido.


〰Flashback〰

No recuerdo exactamente el primer día en que lo vi pero sí que rápidamente se volvió una cara conocida, de esas que veía a diario mientras corría. Él tenía algo que lo hacía diferente, que me llamaba la atención y no me podía resistir. Íbamos en sentido contrario pero nos cruzábamos en cada vuelta, las miradas entre los dos se fueron volviendo menos tímidas y más descaradas con el pasar de las semanas. Pero eran solo miradas, hasta esa mañana en que después de pasar a su lado tuve la idea de girar e ir detrás suyo para ver si podía seguir su ritmo. Ya había corrido bastante y se me bajó la presión, me sentí mareada y se me aflojaron las piernas. Tuve que parar y sentarme en el pasto para no caer, tomé agua pero veía cada vez más borroso.

¿Estás bien? me preguntó alguien, yo apenas veía una silueta.

Me bajó la presión, ya se me va a pasar expliqué.

Ya vengo dijo la voz, oí pasos que se alejaban y en pocos segundos volvían. Tomá, chupalo despacio que te va a hacer bien acercó un caramelo a mi boca y yo lo recibí.

El azúcar en mi cuerpo fue haciendo efecto, mi visión se aclaró y lo vi arrodillado frente a mí.

¿Mejor?

Sí, gracias él se sentó a mi lado. Corrí de más y no desayuné.

Ah, ya. Yo también suelo desayunar después.

¿Vas a seguir? señalé a la gente que corría.

No, estoy bien por hoy. Además tengo que asegurarme de que estés bien. Vamos a desayunar, tenés que comer algo para que no te desmayes por ahí.

¿Tanto te preocupas por alguien que no conoces? Ni mi nombre sabes.

Es verdad, pero te veo a diario. Y si no nos cuidamos entre nosotros, ¿qué nos queda? A propósito, ¿cómo te llamas?

Me llamo Azul, ¿vos?

Valentino. No Valentín eh, Valentino con una o al final, así le dijo mi vieja al del registro civil yo me reí. ¿Ahora sí puedo llevarte a desayunar?

Me pareció tierno que insistiera y no puede negarme a la oportunidad de conocerlo, así que acepté. Me levanté despacio para no marearme y fuimos a una confitería frente al parque. El tiempo se nos pasó volando y ya los dos teníamos que irnos a trabajar, Valentino no me dejó pagar nada y yo no quise pelearlo.

One shots La Sociedad de la Nieve ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora