Whatsapp del Terror

XVI

Exactamente a las 9:00 PM, empezó el juego.

Nirvana le tenía fobia a las agujas. Desconocido tiró una venda, tapones y una soga al suelo junto con una nota pequeña que decía:

«Colócate los tapones y la venda, amarraré tus brazos al árbol. Pon resistencia y mataré a tu madre y tu banda entera.»

Al leer, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo desde su espalda baja hasta sus brazos. Obedeció y bloqueó su sentido de la vista y audición. No podía escuchar nada, pero logró percibir unos cuantos pasos acercarse y amarrar sus muñecas al enorme árbol, se tensó unos segundos.

Se extrañó al sentir unas palmaditas en la cabeza, quizás a modo de juego. Lo extraño es que eran las mismas que le hacía su hermano mayor por querer molestarla, algo muy común entre los dos.

Tomás le tenía fobia a las abejas. Desconocido igualmente le tiró los objetos y sin oponer resistencia se ató los pies ―al no estar junto a un árbol―, y quedó sin ver ni oír absolutamente nada. Silencio absoluto.

Esperó a que el asesino atara sus manos. Al hacerlo, le pegó un golpe pequeño en la frente y le revolvió el cabello de forma juguetona, provocando que la víctima quedara extrañada.

A Daniel y Shaden tambien les cayeron los objetos e imitaron a sus amigos. El desconocido fué a amarrarle las manos y los pies a Daniel, mientras le propinaba palmaditas amistosas en la cabeza. Luego fué y ató a Shaden, a ella le revolvió el cabello, despeinándola casi por completo.

Se dirigió otra vez donde Nirvana y empezó. Le quitó los tapones de los oídos, haciendo que vuelva a escuchar.

―Escucha ―dijo―, empezaremos con el juego. No grites o te mato, ¿entendido?

Ella asintió, tensa.

Inició clavando agujas en sus brazos, haciendo que Nirvana se altere, perdió la calma en un momento y le dió muchísimo pánico, llegando hasta lo imposible para no gritar.

Clavó en total 14 agujas, sus brazos sangraban bastante y la tela de la venda se empapaba por las lágrimas que estaba soltando por la desesperación; respiraba pesadamente y con dificultad por el llanto.

De repente, Nirvana escuchó el sonido de un paquete, una botella y otras cosas más. Sintió un ardor en sus brazos ―específicamente en las heridas― y tuvo la sensación de curitas pegadas en su piel. 14 curitas por las 14 agujas.

―Te salvaste, felicidades ―aplaudió y le volvió a colocar los tapones.

Se dirigió hacia Tomás y desbloqueó su audición.

―Hola, Tomate ―saludó en forma juguetona―. Vamos a empezar el juego. No grites o te tendré que matar, ¿de acuerdo?

―Ajá.

Tomás escuchó el zumbido desesperante de las abejas e hizo de todo por quedarse callado. Sentía como los insectos caminaban en su piel y en su cara, a bastante velocidad. Empezaba a alterarse y a ponerse nervioso.

―Calma, si no haces nada, ellas no te harán nada. Solo quédate quieto por unos segundos, ¿sí?

Tomás siguió las órdenes, pero al sentir el aguijón de una abeja en su piel pegó el grito al cielo.

―Ah... qué decepción ―sacó algo de su bolsillo―. ¿Alguna vez has visto "Death Note"?

―Si, ¿por? ―contestó con los nervios de punta.

―¿Te acuerdas cómo muere Teru Mikami?

―Ah... se clavaba una pluma en el corazón al ver que... ―no terminó su oración, puesto que Desconocido le clavó el objeto en la misma zona, asesinándolo por la falta de sangre.

―Bye-bye, Tomás.

Sin inmutarse (y muy probablemente sonriendo), caminó hacia Shaden y Daniel.

Hizo que Daniel pudiera escucharlo y se sentó en cuclillas junto a él.

―Hola, hola, Dani ―le agitó el cabello de manera amistosa―. ¿Preparado?

―Cuando quieras ―contestó seriamente.