5. "Lectores" (1/1)

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"Un discurso amoroso"

La vida de Olivia Bazán era como la de cualquier ciudadano promedio. Podríamos definirla como rutinaria y cíclica, junto a todos los adjetivos calificativos de la misma índole. Su estilo de vida pertenecía a ello que indicadores como el INDEC definen en términos de "pobreza". A sus 25 años seguía trabajando para su tía, como secretaría administrativa, en la escribanía que ella tenía en pleno barrio de Recoleta. Un laburo que inició a sus 20, post crisis facultativa, con el delirio de irse a convivir con un novio nada productivo y guardando unas frustradas ganas de ser escritora.

Lo único que le quedaba de aquellos días de "rebeldía adolescente" era la certeza de que no podía volver a equivocarse. Fue así como le cerró las puertas al amor, sinónimo de malas decisiones, y se concentró en ahorrar los pocos pesos que iba guardando en una caja sellada con pegamento, para evitar la tentación de tirar su esfuerzo en un impulso momentáneo. No había salidas, más que las tardes de mates y charlas con sus amigas "de siempre", pijamadas y cumpleaños compartidos.

Lo que más le gustaba era la soledad, los momentos de paz en el pequeño monoambiente del barrio de Avellaneda. La música en volumen medio que llenaba las pocas horas de ocio que podía adjudicarse. Criada en una familia numerosa, éste era su primer año alquilando sola y es por eso que disfrutaba tanto el constante silencio a su alrededor. La mayoría de sus vecinos eran tan reacios a la amistad como ella pero lo bueno era que nadie se quejaba de nadie y podía convivir cada uno con sus mañas sin problemas.

Los fines de semana salía a caminar o correr y a veces iba a tomar mates a alguna plaza cercana. Pese a estar en calma con su presente, todavía sentía que le faltaba algo. Los libros suplían esa falta. Ávida lectora desde chica, fue una de sus maestras de primaria la que le prendió la chispa de la escritura. Hacer realidad todas esas historias inconexas que se almacenaban en su cabeza fue un escape a las frustraciones de la niñez y la adolescencia.

Hoy por hoy, los libros eran el único placer culposo que se permitía. De alguna feria, canje u ofertas difícilmente disponibles. Su casa contaba con escasos muebles, sin televisión ni señal de wifi pero lo que no podía faltar era una biblioteca lo bastante amplia para darle lugar a múltiples volúmenes. Desde novelas, cuentos y poesía, pasando por crítica, historia y hasta algunos textos que sobrevivieron a la desilusión académica. Era su lugar, para soñar y crear ya que también contaba con un mini estante donde apilaba los cuadernos con sus propios escritos.

Ese era su mundo, espacio de magia y desarrollo de infinitas realidades. Por eso le gustaba reorganizar su colección en momentos de estrés: por orden alfabético, por autor, por año, por región, género y hasta por "orden de llegada". Cada tanto se reencontraba con alguna historia que había olvidado, o bien volvía a aquellas que habían dejado una huella en su corazón. Fue así que un día, después de una doble jornada laboral, un viaje en subte, un colectivo y un par de vueltas sin sentido, se encontró con un ejemplar de La educación sentimental de Gustave Flaubert.

Recordaba algo de la trama y los personajes pero sin dudas lo que más le llamó la atención era que el libro pertenecía a esa época de floreciente enamoramiento donde ella buscaba incansablemente apropiarse de la voz del autor para darle sentido a eso "nuevo" que sentía. Al mejor estilo Jess Mariano, el ejemplar estaba lleno de marcas (hechas a lápiz) que correspondían a frases, referencias y reflexiones surgidas de la lectura que la transportaban a otro momento de su vida.

Se dispuso a releerlo, dejándolo apartado en su mesita de luz para no olvidárselo al día siguiente. Su tía Raquel le había pedido que pasara a buscar unos legajos antes de llegar a la oficina. Eso la disponía a varias horas más de colectivo, esperas interminables en oficinas donde "nadie quiere estar", etc. Por lo tanto, la "compañía" no venía mal, sobre todo después de que le hayan robado sus auriculares por quinta vez este mes.

Redamancia O.S de Pablo Aimar ☆☆☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora