8. "La hermana de Manna" (1/1)

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"Bajos instintos"

"Vivamos el momento,
el sol está saliendo
Sagrado este momento y nada más
Hay caos en el viento,
el control es el infierno
Vivamos el momento y nada más"
(Vivamos el momento, Airbag)

- ¡Hola Pablo! Pasá nomás. Se está bañando el que te dije pero ya viene. ¿Querés algo para tomar?

- Olivia...

- Mmm, ¿qué?

- ¿En serio me preguntas 'qué' así como si nada? Después de lo que hiciste.

- ¿Qué hice yo?

- No te hagas la boluda pendeja, sabés de qué te estoy hablando.– Aprovechando su fingido arranque de ira, Olivia se acercó, buscando tocar a ese hombre que resoplaba con exasperación pero poco a poco se fue rindiendo a su toque. Una caricia que marcaba un vaivén, yendo de su cuello a sus rulos desordenados mientras con la otra mano, ejercía una leve presión en su pecho por debajo de aquella remera blanca casi transparente que Pablo portaba como una segunda piel.

- ¿Mejor? Sabés que te extraño mucho cuando te vas... Y encima se te ocurre compartir la pieza con el infumable de mi hermano. Así no podemos ni hablar... Me dejás acá, sola, y te vas. Extraño que me toques, que me digas todas las barbaridades que esconde ese Pablo serio que tanto me calienta. Porque yo sé, que en el fondo, cuando me preguntas boludeces, por la facu y eso... Yo sé que, por dentro, te imaginás cómo sería coger acá, en el sillón de la sala donde siempre nos encontramos para fingir que somos otros... ¿o no es así?

- Oli... pará, puede bajar el Mati.

- No me respondés, ¡qué malo que sos! No va a venir. Le corté el agua caliente, por eso recién se está bañando.

- Yo también te extrañé.– Pablo no resistió más ante la tentación que se le presentaba y buscó explorar con sus manos por entre la ropa de Olivia, buscando nutrirse del tacto sobre esa piel cálida y blanquecina que tanto había anhelado en la soledad de sus noches en Estados Unidos. Ella se deleitaba con sus caricias, repartiendo escuetos besos por su mandíbula, pero para él no era suficiente.

Había estado fantaseando con la hermana de su amigo y colega casi desde que la vio por primera vez. El contraste entre la pequeña que Matías le describía en sus anécdotas y aquella mujer que lo recibió con una actitud amable y provocadora a la vez, lo dejaron totalmente descolocado. Sabía muy poco sobre ella. Era adoptada pero para la familia Manna era una más de ellos. Así lo sentía su hermano también, que siempre hablaba de ella, de cómo crecía, de sus estudios y miles de anécdotas cotidianas compartidas.

Pero ningún relato podía compararse con verla emerger en medio de un mar de nubes de lujuria y sensualidad. En uno de los cumpleaños de "el nene", Pablo se presentó con el fin de socializar un poco y disfrutar en familia para distenderse del laburo y sus quilombos personales. Así es como se encontraba, charlando con algunos parientes, cuando Olivia se presentó ante él casi como una visión celestial. El cabello rubio, semiondulado y recogido en un moño alto, sin maquillaje a excepción de la boca rojo pasión que lo invitaba al pecado y, para coronar, un delicado y provocativo vestido veraniego (rojo también), adornado con margaritas que apenas le llegaba a cubrir los muslos.

Pablo sentía como su buen juicio se nublaba, alborotándole los sentidos... La boca seca y, para su mala suerte, un problema en sus pantalones que buscó disimular escondiéndose entre la gente. Por la misma razón, trató de evitar a la hermosa mujer durante el resto de la tarde. Pero, lo que él no sabía, era que Olivia buscaba ganar su atención en particular y tal parece que lo había conseguido.

Redamancia O.S de Pablo Aimar ☆☆☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora