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Había pasado al menos un mes desde que Minho hizo su inscripción. El papeleo y proceso de inducción fue mucho más sencillo de lo que pensó. Y cada día que pasaba, significaba más la cercanía del comienzo del camino para alcanzar sus sueños.

—Todavía no te vas y ya estoy extrañándote.

Minho besó la frente de su madre, sonriéndole cuando recogió los platos de la mesa.

—Los visitaré todo el tiempo que tenga disponible, ya te lo he prometido cientos de veces.

—Bueno, nunca será suficiente para mí —suspiró, mirándolo desde la silla—. En realidad, me llena de orgullo saber que vas a estudiar en la universidad de la capital, se lo presumiré a mis hermanas apenas inicien tus clases.

—Vas a matarlas de envidia —acusó burlón.

—Ja, ya estoy disfrutando de la cara de Somi —bebió su agua, triunfante—. Como sea, tu padre dijo que encontró el contacto del dueño de los departamentos atrás de la universidad, llámalo cuando termines de lavar los platos, será mejor si no lo dejas hasta el final.

—Gracias, eso haré.

Su madre le dedicó una sonrisa y se levantó de la silla para dirigirse a su habitación. El sitio se sumió en un silencio calmoso y Minho se apresuró a terminar de lavar.

Una vez el último plato estuvo limpio, Minho se dirigió al despacho de su padre y encontró el contacto en la agenda del mayor. Se sentó en la silla principal del escritorio y tomó el teléfono llamando de una, sintiendo como un pequeño ápice de nerviosismo se propagaba en su cuerpo.

—¿Buenas tardes?

—Oh, hola, ¿hablo con el señor Kim?

—Sí, ese soy yo, ¿qué se le ofrece?

—Llamo porque estoy interesado en rentar uno de los departamentos cercanos a la universidad de Seúl.

—Oh, disculpa un momento.

Minho escuchó el ruido estático al otro lado de la línea. Frunció el ceño y esperó paciente, rezando en sus adentros para no terminar recibiendo una negativa. Tragó aire y golpeteó la mesa del escritorio con la punta del índice, sofocando ahí la naciente ansiedad de su espera.

—¿Hola?

—Aquí sigo.

—Bien —rió—. Tengo un departamento disponible, usualmente cito a los interesados para que evalúen el piso antes de la firma del contrato, así que, si estás libre, podemos vernos mañana por la tarde.

—Estupendo, puedo asistir sin problemas.

—De acuerdo, envíame tu nombre completo por este número y yo te responderé con la ubicación del edificio.

—Entendido, muchas gracias, señor Kim.

—Nos vemos.

Minho cortó la llamada, sintiendo que se mareaba ante la brutal suerte que empezaba a rodearle. Sonrió casi llorando y salió corriendo de la oficina, dirigiéndose a la habitación de su madre, llamándola a gritos desde su posición.

—¿Qué pasa?

—Mañana me voy a Seúl, si tengo suerte, ya habré conseguido el departamento —contó con los ojos brillantes.

—¿Tan pronto?

—¡Sí!

El menor la abrazó haciéndola brincar y girar. La mujer rió ante la emoción de su hijo y no tuvo de otra más que soportar su empalagosa reacción.

We Are Young [Knowmin/ 2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora