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Para evitar problemas, Minho decidió mudarse una semana antes del inicio de las clases con el único propósito de acostumbrarse a la ciudad y asistir al recorrido de bienvenida de la universidad por parte del equipo del consejo estudiantil. Lo había dejado en claro aquel mismo día que había firmado el contrato y que conoció al hijo del señor Kim.

El regreso a casa fue especial porque sus padres lo recibieron con un pequeño festín de felicitaciones en compañía de sus platillos favoritos y un par de regalos que constaron en una tableta electrónica y una mochila de tela impermeable. No obstante, la felicidad completa se les borró de la cara cuando el menor les planteó la situación en la que estaría comprometido durante el primer mes.

—¿Estarás viviendo con un chico? —cuestionó su padre, arrugando la frente.

—Sólo por un mes —asintió el menor, tratando de ignorarlo mientras comía su carne.

—Chansung —llamó la mujer—. Ya habíamos hablado de esto, Min es un buen muchacho, independientemente de a quien su corazón desee —señaló—. Además, recuerda que él está viajando para cumplir sus sueños, por favor, no se los destruyas ahora.

El hombre miró a su esposa y luego a su hijo, que no había alzado la vista en ningún momento. Se dio cuenta de su irritabilidad y suspiró resignado.

—Lamento mi temperamento... Estás haciendo un buen trabajo, amigo —mencionó.

Minho asintió con los labios aplanados, dedicándole una sonrisa breve que sólo le dejó en claro que podían seguir la cena en paz. Pero a pesar de la disculpa, la tensión se volvió tormentosa.

Anteriormente, en épocas de preparatoria, el castaño rojizo se había visto envuelto en un romance adolescente y no precisamente con una chica. El importante Lee Chansung se negó, completamente molesto, cuando se enteró de ello y marcó una muy visible línea entre él y su hijo. Fue gracias a la señora Lee que ambos pudieron sentarse en una misma mesa y hablar con claridad hasta resolver sus problemas, no obstante, a pesar de la reconciliación, el mayor no podía negar que seguía sintiéndose disconforme por el hecho de que su hijo no siguiera la 'naturaleza del hombre'.

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—Mamá, me estás asfixiando.

La aludida se alejó del menor y acunó su rostro entre sus palmas, sonriéndole con los ojos aguados.

—Llámame todo el tiempo, ¿si?

—No te lo prometo, pero intentaré hacerlo.

—¡Yaaah! —le golpeó el hombro—. Sé un buen chico..., y recuerda que siempre vas a contar conmigo, tu papá y yo estamos orgullosos de ti.

Minho le sonrió y le besó la frente. Tomó sus maletas cuando el tren abrió las puertas y de nuevo fue aprisionado por los brazos de su madre.

—Cuida a papá, no será bueno si se obsesiona con el trabajo.

—Lo haré, cielo... Ten un buen viaje.

El castaño se alejó e ingresó al vagón. Igual que antes, se colocó los cascos, pero en esta ocasión pudo despedirse de la mujer a través de la ventana. Echó un suspiro pesado y se acomodó cuando el viaje dio inicio.

Miró sus pertenencias en la mano, destacando por mucho el recetario de cuero negro que su padre le regaló esa mañana. No había podido despedirlo personalmente, sin embargo, había aprovechado un instante libre para despedirse como se debía y Minho lo apreció, teniendo en cuenta el malentendido de antes.

Afortunadamente, el viaje se hizo más ameno cuando se dispuso a ver 'Death Note' en su tableta. No había pensado mucho en el tiempo y cuando menos, ya todos estaban saliendo del vagón. Tomó sus maletas y se apresuró a salir, bañándose al instante con el calor del mediodía. Aprovechó la aparición de un taxi disponible y pidió servicio, sintiendo que las tripas se le retorcían cuando dio la dirección de su nuevo hogar.

We Are Young [Knowmin/ 2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora