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Para cuando Minho despertó, su compañero de piso ya no se encontraba ahí. Su cama estaba hecha y la ropa estaba en el cesto, dando la impresión de ni siquiera haber estado en la habitación.

Se rascó la cabeza y despabiló el sueño en sus ojos cansados. Las paredes empezaban a ser iluminadas por la luz del día y decidió levantarse cuando vio la hora en el reloj analógico. Acomodó su espacio en el cuarto, siguiendo el patrón de limpieza establecido, luego se metió a la ducha, aún sin tener señales de vida por parte de Seungmin.

Era más que claro que en ese momento se encontraba solo. Reflexionando un poco sobre ello, de no estar ahí, probablemente su madre ya estaría golpeando su puerta para despertarlo y su casa estaría inundada bajo un aroma de algún desayuno preparado por su padre. Y se sintió extraño porque realmente lo echó de menos.

Suspiró. Bajo la premisa de estar todo el día solo, se decidió no hacerse el desayuno y en su lugar, se preparó para salir a conocer esa parte de la ciudad y beber un café en la biblioteca dinámica al costado de la universidad.

Se acurrucó en su sudadera y salió del departamento, pasando los pasillos solitarios hasta el elevador. No obstante, su momento de soledad se vino para abajo porque las puertas se abrieron y dentro del cubículo se encontró con una chica de aspecto desalentador. Esta llevaba un moño alto y despeinado, vestía un cárdigan enorme, junto a unos pantalones flojos, sus lentes estaban chuecos sobre su nariz y sus ojos estaban a nada de cerrarse.

—Buen día... Uh, ¿estás bien?

—¡Oh! Hola —saludó efusiva, reverenciando.

—¿Necesitas algo? —insistió.

—No —rió—. Yo... Entra, ¿eres nuevo en el edificio?

Minho se adentró al cubículo cuando este iba a cerrarse, asintió para la chica y luego se quedaron en silencio porque la otra pareció hundirse en sus pensamientos.

—Me llamo Choi Yena, un gusto.

—Lee Minho —correspondió.

—No era mi intención asustarte, pero hacer pasantías mientras estudias, a veces es una mierda —se señaló a sí misma.

—¿Eres estudiante?

—Segundo año en ciencias de la comunicación —sonrió—. ¿De qué vas tú?

—Gastronomía.

La chica se emocionó haciéndolo reír tímidamente. El elevador se detuvo y las puertas se abrieron, pero antes de poder siquiera pensar en despedirse, la muñeca de Minho fue sujetada y luego fue jaloneado suavemente hacia el exterior.

—Ya te recuerdo —mencionó la chica—. Eres el hijo de Lee Chansung.

—¿Eh?

—Lo sabía —sonrió—. Vamos por un café, yo invito.

Minho parpadeó frenéticamente, comenzando una caminata al costado de la chica. No sabía con exactitud por qué estaba siguiéndola, sin embargo, pudo estar tranquilo porque sí iban dirección al destino que había fijado anteriormente.

Dio un respiro y se sintió aliviado cuando el teléfono de su acompañante sonó, impidiendo que pudieran entablar una plática. Así que mientras la escuchaba hablando, iba mirando curioso las calles que atravesaban y la calma que estas transmitían.

Durante el trayecto, Minho pudo darse cuenta de que las mañanas eran mucho más tranquilas que las tardes. También descubrió que eran mayormente jóvenes las personas que paseaban por los alrededores. Finalmente, luego de un largo trayecto, la cafetería-biblioteca se presentó frente a ellos. Yena cortó la llamada y lanzó la mirada brillante hacia su acompañante.

We Are Young [Knowmin/ 2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora