Capitulo 3

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|MI PRIMER BESO|

- 11 Años

Serena y Sarah no dejaban de fastidiarme. De un día para otro les había entrado en la cabeza la odiosa idea del primer beso.

Era repugnante, yo seguía creyendo que eso era sólo un método para traspasarse baba. Sarah nos había confesado que una chica de la escuela le pidió un beso y que ella se lo había dado, pues también le atraían las niñas y eso a mi me daba igual aunque sinceramente a mi me parecían mas bonitas las niñas que los niños. Nuestros papás no tenían problema con eso, les daba igual.

Se estarán preguntando de como Sarah estaba segura de eso. Bueno se debe a la educación que nos daban en la academia.

A la semana llegó Serena diciendo que consiguió que un niño la besara.

Y ahora esperaban mi turno. Mis labios estaban sellados, no besaría a nadie.

No estaba dispuesta a correr ese riesgo, podría contagiarme alguna enfermedad, besarse era muy peligroso.

-Vamos, no tiene nada de malo. Es la mejor sensación del mundo, son como miles de mariposas en tu estómago- argumentó Sarah mientras comíamos helado en la terraza de mi casa.

-Y además te tiemblan las rodillas... es tan romántico- siguió Serena y ambas suspiraron a la vez. Yo resople y me llevé una gran cucharada de helado a la boca.

-No gracias, paso. Y aunque quisiera, jamás lograría que alguien me besara, soy Alicia la descerebrada, Alicia la torpe, Alicia la inútil...- podría seguir nombrando los apodos que me ponían mis compañeros, pero no quería amargarme la tarde recordando lo cruel que podían ser los niños.

Megan me decía que no les prestara atención, que nuestro padre era el jefe de ellos y que si me apetecía podía hacer lo que quisiera. Megan se estaba transformando en una chica malvada con el correr de los años.

-Bueno, entonces con una niña que no vaya a nuestra escuela - me dijo Sarah y algo se encendió en su mirada. Noté que Serena estaba con el mismo rostro cómplice, se miraron y sonrieron.

-Y que esté cerca, que te conozca y que se muera por ti. ¿Se te ocurre alguien Sarah? -preguntó Serena. Me estaban asustando, sonreían de una manera amenazadora.

-Sea quien sea, no lo haré. Sólo tengo once años, quiero vivir mi infancia sin enredos amorosos.

-¡Ali, es normal!- exclamó Sarah. Que testarudas eran mis amigas.

-¡No lo haré!- les grité -No besaré a nadie.

-Bien, si esa es tu decisión- Serena se cruzó de brazos y miró a Sabrina, quien hizo lo mismo y se pusieron de pie- No beses a nadie, no te podemos obligar. Pero... nunca mencionaste algo sobre si una niña te besara.

-¡No, no, no, no!- les espeté. Las corrí de mi casa y les dije con seriedad que me hablaran cuando pensaran racionalmente.

A la mañana siguiente, me encontré en el desayuno con Olivia. Desde que se cambió de escuela se había vuelto más esquiva conmigo.

Intenté hablarle y decirle que haría sufrir a Sabrina pero ella parecía estar en otro mundo, así que desistí y en semanas las cosas quedaron como antes. Saludé a Olga, que me preparaba un tazón con cereales y pan tostado, le dediqué una fría mirada a Olivia como unos buenos días. Sin embargo, a diferencia de los otros días, ella no se levantó de su silla y dejó su comida a medio terminar, sino que se quedó allí con la mirada perdida observando su cuchara.

-Quiero hablar contigo- me dijo de repente. Olga nos miró y sonrió.

-Le llevaré el desayuno a tu madre- tomó una bandeja con una taza de café y unos pastelitos de fresas y salió, dejándonos solas.

𝑴𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑴𝒆 | 𝑶𝒍𝒊𝒗𝒊𝒂 𝑹𝑜𝒅𝒓𝒊𝒈𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora