-Y por todo ese cariño que te tenemos, Olivia- dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión.
-Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de...
-No vuelvas a decir algo semejante nunca más en tu vida, ¿me oíste?- dijo Olivia de repente.
Aparté mi rostro de su cuello y la miré a los ojos. Esto no era lo que quería, sólo había logrado encantarme más con la castaña. Era la chica más espléndida que haya conocido en mi vida.
Pero yo no era para ella.
-Es la verdad...- le dije suspirando -Tú tienes todo lo que deseas, todo lo que te propones lo consigues... en cambio, yo ¿Qué soy? No soy bonita ni...- Olivia me interrumpió.
-Eres hermosa- levantó ligeramente mi barbilla y continuó -¿Por qué crees que soy tan celosa? Tengo miedo de que cualquiera venga y te robe de mi lado.
Eso definitivamente no me lo esperaba.
-Creí que todos pensaban que era... -la castaña me volvió a interrumpir antes de que terminara.
-La chica que amo desde los ocho años- soltó mientras me sonreía dulcemente. Yo también le sonreí, nació con naturalidad esa sonrisa.
Al igual que el beso que le di.
Sentí ese fuego otra vez, ese que no sentía desde hace un mes, desde la última vez que junté mis labios con los de ella. Pude sentir como si todo estuviera en cámara lenta mientras acariciaba su boca con la mía.
Cuando nos separamos, hice una lista mental de todos los besos que ella me había dado y de los que le robé: aún me faltaban muchos para alcanzarla.
-No sabes cuanto extrañé eso- me dijo.
-¿Y por qué no lo hiciste antes, tonta?- le pregunté tan bajo y ronco, que mi voz apenas fue perceptible.
-Porque si lo hubiera hecho todo esto no habría resultado- no entendí a que se refería, así que me lo explicó -Mi plan para enamorarte, los celos con Sabrina, que te sintieras dejada de lado, que comenzaras a necesitarme. De verdad lo siento mucho si te hice sufrir, pero lo hice para saber si tú me querías o si sólo perdía mi tiempo.
Si la situación no fuera tan delicada, y no me sintiera tan mareada, la habría botado de la cama.
Pero mis ganas de seguir escuchándola y sentir un abrazo suyo otra vez le ganaban al tonto enojo.
-¿Y cuál es tu veredicto final?
-Que seguiré luchando porque al parecer algo sucede aquí- me dijo, tocando mi pecho con su mano, exactamente en la zona donde se encontraba mi corazón, el cual latía como un loco acelerado, de emoción y algo más que me aterraba definir.
-Me alegro...- y la volví a besar.
Fue un beso lento y delicado. Sus labios eran suaves y cálidos contra los míos.
No sabía que hora era, pero seguro la hermana de Jisoo estaría por llegar.
Sin embargo, cada minuto nuevo que marcaba el reloj parecía una tortura para mi cuerpo, me sentía enferma y cansada.
Aunque el calor que la castaña me brindaba, ayudaba bastante.
De pronto y sin previo aviso, la voz de Olivia inundó mis oídos.
Al principio creí que cantaba, su voz era armoniosa y suave, pero luego me di cuenta de que en realidad estaba recitando.
-"¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees" -empezó a recitar, haciéndome cosquillas en el cuello con sus susurros -...Toda belleza alguna vez declina, ajada por la suerte o el tiempo. Pero eterno será el verano tuyo. No perderás la gracia, ni la muerte se jactará de ensombrecer tus pasos...
Entonces reconocí el poema, "A un día de verano compararte". El poema que la maestra leyó cuando tenía nueve años.
-Es el poema de cuando me ayudaste- le dije mientras el recuerdo de la escena se me venía a la cabeza.
-Sí, bueno... en realidad, no lo hice- se encogió de hombros -Ese día solo te miré y pensé en amor, y al perecer lo dije en vez de pensarlo.
-Ya sabía yo que no eras la niña genio que todos creían.
-Tomaré eso como un cumplido, aunque no se le parezca en nada- nos pusimos de pie para ir a esperar a la hermana de Jisoo.
Mientras bajábamos las escaleras, Rodrigo me reveló otra cosa más.
-Y cuando nos encontramos en el bosque de la escuela, en realidad me había peleado con Sabrina y sus hermanas por defenderte, no por una tarea. Nadie te dice descerebrada.
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
La Olivia de siempre había vuelto y eso me convertía en la chica más feliz del universo.
Y esta vez no lo estropearía, cuidaría de nuestra relación para no volver a sufrir nunca más.
-Ya siento que te amo...- le dije finalmente tomándole la mano cuando bajamos el último escalón.
No vi su rostro, pero por su mano temblorosa supe que le gustó escuchar eso. Después de unos segundos, apretó mi mano ligeramente tres veces.
Me detuve en seco cuando nos dirigimos al living.
Nuestras sonrisas se apagaron y en cambio surgió una expresión de asombro en ambas.
Una chica de estatura baja, de cabello castaño con mechas de un ligero color azul, de abrigo blanco y unos enormes y bellos ojos cafés nos esperaba acompañada de Jisoo.
-No me digas que tú eres...- farfullé, pero la chica me interrumpió.
-¡Soy Ji Yoon, mucho gusto! Organizaré su boda ¿No les parece genial?- la chica comentó con una energía impresionante.
-¡Genial, nos casaremos en el País de Nunca Jamás!- exclamó Olivia entre risas.
Le di un codazo suavemente para que no la molestara por su aspecto alocado y su elevado ánimo.
Organizaríamos la boda... no había retorno, esto ya era oficial.
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Es un poco corto, pero ya tenía que actualizar.
Ya no falta mucho para el final :(
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