-Y por todo ese cariño que te tenemos, Olivia- dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión.
-Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No quería salir, era vergonzoso y ridículo, sin mencionar horroroso.
El vestido caía en suaves ondas blancas y terminaba con un bordado de flores en color plateado.
Era el vestido de novia que todo chica soñaría, menos yo. El sólo pensar que me casaría en un mes más me producía náuseas, hacía que la respiración se me cortara y que todo me diera vueltas. Aún seguía un poco enferma, estuve en cama por una enfermedad respiratoria aunque no fue nada grave.
Eso solo sirvió para que la vieja Olivia volviera.
A veces me preguntaba que pasaba por su cabeza, un día estaba bien y al otro no.
No me atrevía a preguntárselo, tal vez fuera demasiado obvia y yo no me diera cuenta y de ser así, ella nunca me perdonaría el habérselo preguntado.
Di una pequeña vuelta, admirando el vestido y junté valor. Tenía que salir del probador en algún momento de mi vida.
Abrí un poco la puerta y las vi allí: Ji Yoon (quien daría el veredicto final) Jennie, Serena, Sarah, mi madre, mis hermanas y Sophia.
Todas juntas llenaban el espacio dado para esperar y ver el vestido.
Salí sin mirarlas, no quería ver sus expresiones, pero las vi de todas formas, ya que el lugar estaba rodeado de espejos.
-Alicia, ¡No lo puedo creer! ¡Mírate!- mi madre fue la primera en gritar.
Se acercó a mí corriendo y antes de darme cuenta de lo que hacía, el flash de la cámara me cegó. Sacó más de veinte fotos.
Sarah caminó alrededor de mí, examinando cada detalle del vestido, mientras Serena me hablaba sobre las combinaciones que podrían hacer con los vestidos de dama de honor.
No quería ofenderla ni bajar su ánimo, pero estas cosas me traían sin cuidado. No importaba la tela o el diseño de un vestido, al final de cuentas me casaría igual con Olivia, de la misma forma en que lo haría en Inglaterra o en Francia.
-Este es el indicado -sentenció Sarah.
Todas estuvieron de acuerdo, pidieron mi opinión, no las contradije y les di en el gusto. Sophia me ayudó a sacarme el vestido sin arrugarlo, y las demás fueron a ver los de dama de honor mientras mi madre pagaba.
-¿En serio te gusta el vestido, Alicia? ¿O sólo dijiste que sí para no probarte otro?- Sophia era muy perceptiva.
Reí bajo, dándole a entender que tenía razón. Negó con la cabeza y su mirada se ensombreció un poco.