La vida continuo. No se detuvo el mundo solo porque Kibutsuji vivió. No. El tiempo no funciona así.
Sigue avanzando, y si quieres que cambie algo deberás de hacerlo por ti mismo.
La vida de Rengoku dió un total giro. Ya lo había perdido todo. ¿Que m...
Tojuro le tenía miedo a los demonios, lo supo desde que vio uno en la selección final. Eran asquerosos y deformes igual que la mayoría de ellos olían horrible.
Su primera misión en solitario había sido un poco complicada pero logro salir con vida. Su objetivo era volver a encontrar a Aoba para resolver sus dudas.
Ahora que lo pensaba mejor, Aoba era casi idéntico a su padre, tenía el cabello largo negro, ojos verdes, y rostro fino. Si veías desde cierta perspectiva al chico se podía decir que era hombre, pero también se podía ver cómo una mujer. Curioso, pero idéntico al señor Hashibira.
No supo cuántas misiones ya tenía realizadas pero ya había cumplido quince años, se encontraba caminando a un pueblo por el norte, recién había acabado el invierno y la bella primavera había comenzado.
Se decía que en el pueblo era un lugar lleno de demonios, había desaparecido varios cazadores allí, por eso se encontraría con varios cazadores más. Incluso en todo este tiempo, trato de localizar al chico azabache Aoba, intento preguntar a varios cazadores pero parecía que nadie lo conocía.
Llegando al pueblo una anciana se acercó a recibirlo.
-. Otro cazador, por favor tenga cuidado. Muchos cazadores van al bosque y no regresan. - su voz sonaba aterrada o era aterrador escucharla, creo que ambos.
-. No se preocupe señora, los ayudaré. - dió su mejor sonrisa y se adentro al pueblo.
-. Puedes quedarte en mi casa. - la voz de la mujer lo detuvo.
-. Es una casa grande con muchos cuartos, te puedo prestar uno.- la mujer daba un rostro amable.
-. No gracias. Planeo irme hoy mismo.- no dijo nada más y se marcho.
Estuvo rondando todo el día por el bosque y el pueblo, preguntando a varios habitantes si sabían algo al respecto. Solo supo de la gente que odiaban salir de noche y que los que salían eran por los gritos y llamados que solían escucharse a mitad de la noche.
Tojuro cansado de investigar fue arriba de un árbol y espero, las horas pasaron y se había quedado dormido.
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Despertó por horribles gritos que provenían del bosque. De la sorpresa había caído en el duro suelo, ignoro el dolor y salió corriendo directo al grito.
Ahora que lo pensaba no había visto al supuesto equipo que tendría, eso lo hizo preocupar mas.
Corrió directo al grito pero cada vez que se acercaba este parecía alejarse más. Pero no solo eso, el grito cambiaba, podía ser de una mujer, luego de un hombre, o incluso un niño. Su intención era seguir corriendo hasta que sintió como algo caía encima suyo.
Se intentó levantar rápidamente pero había sido retenido y le había tapado la boca.
-. Si sigues siguiéndolo solo caerás en su trampa. - reconocería la voz de ese tipo.