Capítulo 16

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Palacio de Aylord

Con un incómodo dolor de cabeza se despierta el rey tirado en el piso de la biblioteca y apestando a vodka. En su mente comienza a reproducirse los recuerdos de la noche anterior; besos apasionados en los labios, el cuello y las manos de su prometida. Se preguntaba en qué momento llegó a perder el conocimiento. Casi al instante y mirando a su lado pudo ver la causa que había provocado ese efecto; el libro de la historia del reino. Un libro de más de ochocientas páginas con el que había sido golpeado, el motivo, su exceso de libido había asustado a su prometida.

Su teléfono estaba lleno de notificaciones, todos por el mismo asunto. El escándalo de la noche anterior estaba saliendo en noticias nacionales y el equipo de redes sociales de la realeza estaba haciendo todo lo posible para que no se propagara en los medios internacionales, algo muy difícil para el día de hoy con el internet. En menos de dos horas y en múltiples idiomas ya había salido a la luz completamente la situación.

―¡Todo es mi culpa! ―presiona con la mano su cabeza para intentar aliviar el dolor de cabeza.

Se dirigió hasta su habitación y allí estaba Lilah aún dormida. Acostándose lentamente para no despertarla se tumbó a su lado. Sus labios comenzaron a dibujar una sonrisa y se le escapa un suspiro profundo.

―Me tienes vuelto loco ―susurró.

Besó su mejilla y se levantó de la cama con el mismo cuidado con el que se había acostado.

Debía ducharse y salir a resolver el problema, lo mejor para esta situación era dar otra rueda de prensa para calmar las especulaciones que surgían. Muchas páginas de noticias decían que el rey y el duque se estaban peleando por la misma mujer. Muchos hacían sus apuestas si sería Lilah la próxima reina o duquesa. Algunos perfiles falsos dejaban mensajes de odio llamándola zorra y ojalá que muriese, entre otras maldiciones. El rey dio la orden de cortar el internet en el palacio y la televisión, nadie podía comentar lo que estaba pasando.

«Ella no puede enterarse, si es su culpa es mejor manejarlo solo».

Bar Luis & Violeta

El duque estaba viendo desde su teléfono con alegría los diferentes artículos que habían publicado varios periodistas. Su cometido se había cumplido, ahora su primo que nunca había entrado en polémicas estaba en el ojo de la tormenta.

*Sube el volumen de la televisión que estaba prendida*

―Muchos especulan sobre lo sucedido la noche anterior en la celebración anual de Madame Elisa. El rey que hacía varios años que no asistía, honró a todos los invitados con su presencia, inclusive fue acompañado con su prometida la cual sería presentada a la sociedad esa misma noche. En las imágenes que están circulando en redes sociales podemos ver a su majestad Aramis Wang golpeando a su primo el duque Aramis, con el que comparte sangre y nombre. En el medio de ambos e intentando separarlos se encontraba la prometida. Algunos dicen que parece que lo antes mencionado no es lo único que comparten ―se burla la presentadora ―, su gusto al parecer es similar.

―Así es, mi compañera ―afirma el otro presentador ―. Hay muchos memes al respecto, unos apoyan la situación y dicen que parece un triángulo amoroso. Otros dicen que la culpa de todo es de la joven y que no debería casarse el rey con ella. No quiero poner todo lo que dicen de ella porque hay muchos comentarios para mayores de veintiún años, pero es la más criticada en este escándalo.

Comenzaron a transmitir por Tv las opiniones de los internautas incluido algunos que decían ser antiguos compañeros de Lilah. La mayoría solo repetía lo que las redes comentaban, decían que ella siempre se creía mejor que los demás y por eso nunca hizo amigos en la escuela. Solo se preocupaba por estudiar y ser la mejor de su clase, que era bastante creída y reservada. Evitaba hacer reuniones en su casa y no visitaba a ningún otro compañero. Los rostros de las personas que comentaban atrocidades estaban pixelados para proteger su identidad.

―Aunque hayan hecho lo posible para disimular los rumores, lo cierto es que es imposible controlar lo que una persona puede hablar o pensar, el rey lo tendrá muy difícil en la conferencia de prensa que dará lugar esta misma tarde en nuestro canal en exclusiva.

―Si, y esto es algo que nos sorprende a muchos en especial a este canal de noticias que siempre ha invitado al rey a participar y siempre se ha negado, parece que su prometida lo tiene en un gran apuro.

*El duque apaga molesto la televisión*

―¡Desgraciados, que culpa puede tener Lilah de esto! ¡Solo quieren ver lo que desean ver, deberían estar criticando al rey por esto! ―se levanta de la cama ―. Parece que tendré tomar la justicia de mis manos y hacer mi parte para limpiar la imagen de mi querida Lilah.

Palacio Real

Lilah despertó y buscaba al rey, no había vuelto a la habitación y no estaba en la biblioteca. No tenía señal en el palacio, por lo que no pudo llamarlo. Le preguntó al mayordomo y solo le dijo que había salido por un asunto de trabajo. La noche anterior habían sido fotografiados y ahora había desaparecido. Prendió la televisión para ver si alguien estaba comentado sobre el incidente.

―¡¿No hay señal?!

Nuevamente habla con los trabajadores del palacio y no le brindan información. Necesitaba salir, necesitaba conexión, necesitaba comunicarse con el rey.

―¿A dónde se dirige señorita? ―le habla el mayordomo Emilio mientras se cruza en el camino entre ella y la puerta.

―¡Voy a salir a dar un paseo! ―intenta apartarlo.

―Disculpe, pero tenemos ordenes del rey de no permitirle salir.

―¿Estás bromeando? ―pregunta un poco sorprendida.

―¡Lo siento, señorita! ¡Por favor, vuelva!

―¿Sabe que impedirme salir es un crimen? Toda persona tiene derecho a su libertad y en este momento me la están privando.

―¡Lo siento, señorita!

―¡No me haga acusarlo, Emilio! ¡Estás impidiendo la salida de la prometida del rey y tu futura reina! ―amenazó.

Por primera vez desde que llegó al palacio habló con autoridad y seguridad. Sus palabras eran una invitación a contradecirla y sufrir las consecuencias. Ante esto, el mayordomo solo se apartó del camino y la dejó salir. La preocupación que sentía por el rey no la dejó pensar en más nada, solo se sintió genial por poder decir eso. Al parecer aquellos besos le dieron el sentimiento de que su relación era real y debía proteger a su amado.

―¡Bien, es hora de que haga mi papel de prometida! ―se dijo para sí misma.



Nota de la autora:

Este capítulo fue realmente corto, pero el próximo será mucho mejor y será narrado por otro protagonista.

¿Quién será?

Espero que les haya gustado, de ser así me ayudaría si comparten la historia. Sus votos y comentarios también me ayudan mucho.

Vendida a mi YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora