Capítulo 17 parte 2

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Duque Aramis

La alarma suena marcando el poco tiempo que teníamos para permanecer en este lugar.

―¡Es momento de irnos! ―le comento y ella se voltea hacia la casita.

No quiero irme, no todavía. Estas dos horas han parecido dos minutos; a su lado el tiempo va más rápido y eso me resulta peligroso.

―¿Te puedo pedir algo antes? ―le pregunto.

―¡Dime! ―se voltea hacia mi encontrándonos con una mirada.

Le pido un abrazo de veinte segundos ya que sería mucho pedir uno que dure toda la eternidad. Se niega diciendo que no sería correcto tal acto de afecto, se encamina y no tengo mas remedio que robar lo que pedí de buena manera. Apretándola con mis brazos, lo suficiente fuerte para que supiera que no pensaba soltarla y rayando la línea de fuerza para que no le doliese. Me acerque a su oreja provocando una piloerección en ella.

―Si fuera una buena persona te diría que me he enamorado de ti, pero como no lo soy, simplemente diré que me he obsesionado ―después de esas palabras la solté, volviéndo a mi realidad.

Ignoro el silencio y me concentro en la conexión que estoy sintiendo. Mi único momento feliz en veinticinco años. No sabía la adicción que podría causar esto, ¿por qué tengo ganas de abrazarla otra vez?, ¿de veras tengo que enviarla con el rey?, ¿debería secuestrarla? No, ella no se lo merece. Debo contenerme o terminará odiándome y no quiero obligarla a ser mía, quiero que desee serlo.

―¡Llegaremos tarde! ―dice mientras corre hacia la casita de playa.

―¡Ya nos vamos! ―respondí un poco decepcionado.

Por alguna razón cuando fue a ducharse cerró la puerta con los cuatro llavines, además del seguro que trae esta. No puedo evitar sonreír con lo tierna que se veía huyendo de mí como una presa cuando huye de su depredador.

Ambos estamos listos, el chofer ya estaba fuera de la residencia esperándonos. Aunque aún no tengo claro que decir mi objetivo es tomar la culpa y que solo se concentren en maldecirme; así no gastan su energía en ella.

Televisora

Llegamos al lugar, el rey se encuentra dentro de su camerino preparándose para salir al aire. Su cara de sorpresa al vernos juntos es satisfactoria, algún provecho tengo que sacar de lo que voy a hacer a continuación.

Ella va corriendo hacia donde está él con una expresión preocupada, la realidad del refrán ¨El que ríe de ultimo, ríe mejor¨ me golpeó en la cara. Me gustaría estar en su lugar en estos momentos.

Lilah me señala para que vaya hacia ellos.

―Dice mi prometida que viniste a aclarar los rumores. Es un poco raro viniendo de ti, debido a que tú fuiste quién los ocasionó.

Sus palabras filosas no me sorprenden, no puede verme cerca de ella y que esté para ayudarla le carcome por dentro.

―Para ser rey eres bastante fácil de influir emocionalmente. Sabías que estabas en un lugar púbico y no te controlaste. Yo hubiese actuado peor que tú, pero no esperaba algo así de mi primo perfecto.

Y como lo sospeché su ira estaba haciendo de las suyas.

―¿Qué quieres golpearme? ¡Ven entonces!

Se levanta de su asiento dispuesto a hacer estragos, esta vez dentro de una televisora de cadena internacional. Antes de que pudiera terminar de formar un puño, Lilah se coloca frente a él. Por un momento me sentí siendo defendido por ella, aunque en el fondo sé que simplemente no quiere que su falso prometido se meta en problemas.

Vendida a mi YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora