Capítulo 5

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Después de decir que iban de viaje, aceleró el auto y se dirigió a la mansión, Lilah no decía una palabra, estuvo en silencio todo el camino.

— ¡Al fin llegamos! -el rey la observa sigilosamente- ¿no vas a preguntar ni a dónde vamos?, haz estado callada todo el camino ¿no te interesa saber cuál es el propósito de la salida?

— ¿A dónde vamos y cuál es el propósito de la salida? -pregunta nerviosa-

— A veces pienso que me tienes miedo, no entiendo el motivo, pero lo dejaré pasar. Mas te vale no demostrar que nuestra relación es falsa -la reta con la mirada-

— No volverá a suceder, lo siento -agacha su cabeza-

— Eso es lo que te digo que está mal

Aramis Wang se le acerca y toma la mejilla de Lilah con su mano derecha, alzando su mirada.

— Ante el mundo eres mi futura esposa, no vuelvas a bajar la mirada ante mí, ni en privado, para que luego no te confundas en público. Tampoco me llames su majestad o algo que de tenga que ver con mi título, piensa en mí como si fuera la persona que amas y que le dirías, claro, tampoco olvides que nuestra relación es falsa, no te hagas ilusiones, no me interesas.

— Está bien, lo entiendo.

Luego de un rato le informo el lugar de su viaje, este sería Venecia, la capital de la región de Véneto en el norte de Italia.

— ¿Venecia?

— Si, ¿no quieres ir? -arqueo su ceja-

— ¡Si!, ¡por supuesto!

— Okey, nos iremos mañana en la tarde, tengo negocios que atender allí e iras conmigo, debo presentarte alguien importante.

— Está bien.

Lo que ella no sabia en ese momento, era que la persona importante a la que debía conocer es la madre del rey. En ese instante solo estaba contenta pesando en el viaje. Era la primera vez que salía del país y siempre había soñado visitarlo, aunque en su rostro trataba de disimular la emoción, su corazón latía mil por hora.

Empacó la ropa que le había comprado el rey y dejó la maleta a un lado de la cama. En la cena parecía ida, pero solo estaba soñado despierta. Siempre había admirado ese lugar, su patrimonio artístico, sus canales y puentes, la Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, tantos lugares que siempre quiso visitar, tanta comida que probar, navegar en góndola. Aunque sabía que su estancia sería por negocios, anhelaba poder explorar todo el lugar.

El deseo de Lilah siempre fue estudiar arquitectura, un lugar tan magnifico como ese era el paraíso para ella. Lastimosamente era una carrera bastante cara, por lo que debía trabajar duro y posponer sus estudios en la universidad, por par de años mas de lo que le gustaría. Ahora su vida había cambiado de la noche a la mañana, ¿cuándo podría cumplir su sueño?

— ¿Aún no duermes? -se voltea hacia ella en la cama-

— Casi -lo mira a los ojos-

— Estas nerviosa por lo que te dije

— Un poco -en realidad no estaba pensando a quien debía conocer, solo que era muy difícil descubrir sus verdaderos pensamientos, lo que provocó que él se hiciera una idea equivocada-

— Ven -le habla suave- acércate

Ella lo piensa un poco, pero se acerca lentamente, tanto que él interviene y gentilmente la mueve a su lado tomándola por la cintura y así abrazándola.

— No me había dado cuenta de lo pequeña que eres.

— Es que eres muy alto -contesta mientras su piel se erizaba-

Vendida a mi YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora