Capítulo 21

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El jefe

Llego a la base y es exactamente como la había pedido. Por fuera aparenta ser una granja más de las otras que rodean la zona, con un jardín asquerosamente perfecto; lleno de flores silvestres y algunas rosas. Donde viven uno de mis hombres junto a su esposa e hijo para dar esas vibras de familia feliz. Una basura el exterior, pero por dentro es completamente diferente y eso es lo que me encanta. Armas de todo tipo, diferentes autos escondidos en el sótano, múltiples placas para despistar y una pizarra que abarca toda la pared y que pude esconderse con un simple botón debajo del escritorio de reuniones. El estilo es inspirado en la mafia porque siempre me ha gustado el trabajo que realizan. Resaltando los colores rojo y negro en su totalidad.

Como ya había imaginado, mi hijo se encontraba esperándome en la sala de reuniones. Ha crecido bastante de la ultima vez que lo vi, debería sentirme emocionado de verle, pero algo me lo impide.

―¡Padre! ―Me dice y yo no dudo en acercarme a él y responderle con una cachetada que lo hace caer al suelo.

―Desde hace tiempo te eduque a no llamarme así cuando este enojado por tu culpa ¿Acaso no has aprendido nada en estos años, o acaso lo olvidaste por el tiempo que llevas en este país? Para ti como para los otros que están bajo mis ordenes es ¨Jefe¨ o ¨Señor¨ ―me acerco a él que aún se encuentra arrodillado en el suelo ―¡No pienses que por tener mi sangre te dejaré usar palabras fuera de lugar!

―¡Discúlpeme, señor! ―se levanta mirándome directo a los ojos con un poco de resentimiento.

―Cada vez te pareces más a la descarada de tu madre; su mismo cabello negro y ojos azules, incluso sus expresiones son iguales. Dios te castigó en darte la apariencia de la mujer que te abandono a pocos meses de nacer.

―Ya le pedí que no me hable de ella, es un tema que prefiero evadir. Además, no entiendo cómo puedes seguir mencionando a la mujer que te abandonó.

―Yo puedo hablar de lo que desee y tú deberías de ser lo suficiente hombrecito para soportarlo, ya tienes veinticuatro años, no cinco. Asume tus propios problemas, pero para que veas que no soy mal padre cambiaré el tema y dime tu plan para liberar a tu querido primo.

―Aunque sé que te molestó el hecho que ayudara a Aramis a meterse tras las rejas, todo lo hice con el objetivo de que confiara en mí. Él es inteligente y siempre ha estado a la defensiva conmigo, si no acataba sus órdenes sería raro y más de que sospecha que lo están vigilando.

―¡Entiendo tu punto, al grano!

―Los cargos que se le acusan es por secuestro y acoso a la señorita Lilah Gardely. Con el tema de secuestro no tengo problema debido a que esas personas están bajo mi poder, puedo amenazarlos y decirles que testifiquen a favor del duque y que solo fue una idea para que los medios no se concentraran en atacar a la Lilah. Si logramos convencer a la prometida del rey que testifique a favor del duque también, saldría libre y solo deberá pagar una multa por haber malgastado el tiempo de los policías o cómo sea que llame ese cargo.

―¿Dónde se encuentran ahora los secuestrados?

―En una casa abandonada a 20 kilómetros de la ciudad, los habíamos llevado allí para no comprometer el bar.

―Bien, empezaré por ellos y después convenceré a mi querida hijastra.

―Aunque lleves el rostro de Omer, no lo eres realmente. Me da un escalofrío pensar que el hombre que ayudé a matar aparezca delante de mí.

Una risa escapó de mí

―¿Ahora le temes a los fantasmas?

Salimos de allí directo a la casa abandonada. Podría dejar que mi hijo se encargue de las amenazas, pero por qué perderme la diversión.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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