Kenji se subió al coche de Lois, la madre de Francis, y le agradeció que lo hubiera recogido.
-Gracias, Lois. Gracias por todo -dijo Kenji, con voz débil.
-No hay de qué, Kenji. Eres como un hijo para mí. Y vas a ser el padre de mi nieta. Te quiero, Kenji. Y voy a cuidar de ti -dijo Lois, con cariño.
-Te quiero, Lois. Eres la mejor madre que podría tener -dijo Kenji, con lágrimas en los ojos.
Lois arrancó el coche, y condujo hacia la casa de los Wilkerson. Kenji se recostó en el asiento, y cerró los ojos. Estaba agotado, y triste. Había sido un día horrible. Su padre lo había echado de casa, y le había dicho cosas horribles. Lois había ido a buscar sus cosas, y había discutido con él. Kenji no había querido presenciar la escena, y se había quedado en el coche. Había escuchado los gritos, y los insultos. Había sentido el odio, y el rechazo. Había llorado, y había temblado. Había deseado que todo fuera una pesadilla, y que despertara en los brazos de Francis.
Pero Francis no estaba con él. Francis estaba en la escuela militar, y solo podía verlo los fines de semana. Francis le había llamado, y le había dicho que lo amaba, y que lo sentía. Francis le había dicho que iba a pedir un permiso, y que iba a ir a verlo. Francis le había dicho que todo iba a salir bien, y que no se preocupara. Kenji le había dicho que lo amaba, y que lo necesitaba. Kenji le había dicho que lo esperaba, y que lo extrañaba. Se habían dicho te quiero, y se habían despedido. Kenji había colgado el teléfono, y había suspirado. Había deseado que Francis estuviera con él, y que lo abrazara.
Pero Francis no estaba con él. Francis estaba lejos, y solo podía hablarle por teléfono. Kenji estaba solo, y solo podía contar con Lois. Lois era la única que lo quería, y lo aceptaba. Lois era la única que lo entendía, y lo apoyaba. Lois era la única que lo cuidaba, y lo protegía. Lois era su figura materna, y su amiga. Lois era su ángel, y su salvación.
Llegaron a la casa de los Wilkerson, y Lois aparcó el coche. Kenji se bajó, y cogió su maleta. Lois le abrió la puerta, y lo invitó a entrar.
-Bienvenido a tu nuevo hogar, Kenji -dijo Lois, con una sonrisa.
-Gracias, Lois -dijo Kenji, con una sonrisa forzada.
Entraron en la casa, y se encontraron con Hal, el padre de Francis, y con Reese, Malcolm y Dewey, los hermanos de Francis. Todos se acercaron a Kenji, y lo saludaron con afecto.
-Hola, Kenji. Me alegro de verte -dijo Hal, dándole un abrazo.
-Hola, Hal. Gracias por recibirme -dijo Kenji, devolviéndole el abrazo.
-Hola, Kenji. ¿Cómo estás? -dijo Reese, dándole un golpe en el hombro.
-Hola, Reese. Estoy... estoy bien -dijo Kenji, frotándose el hombro.
-Hola, Kenji. ¿Qué tal el embarazo? -dijo Malcolm.
-Hola, Malcolm. El embarazo va bien. Gracias por preguntar -dijo Kenji, acariciándose la barriga.
-Hola, Kenji. ¿Quieres jugar conmigo? -dijo Dewey, dándole un beso en la mejilla.
-Hola, Dewey. Claro, me encantaría jugar contigo -dijo Kenji, dándole un beso en la mejilla.
-Bueno, chicos, dejad a Kenji tranquilo. Está cansado, y necesita descansar. Vamos a llevarlo a su habitación, y a dejarlo que se acomode -dijo Lois, interrumpiendo el alboroto.
-Sí, mamá -dijeron los chicos, obedeciendo.
-Vamos, Kenji. Te voy a enseñar tu habitación -dijo Lois, cogiéndolo de la mano.
-Vale, Lois. Gracias -dijo Kenji, siguiéndola.
Lois lo llevó al segundo piso, y le mostró la habitación que compartiría con sus hermanos. Era una habitación mediana, y estaba llena de cosas. Había una cama, una cómoda, una mesa, una silla, una estantería, un equipo de música, un montón de libros, de revistas, de discos, de películas, de juegos, de juguetes, de ropa, de zapatos, de posters, de fotos, de recuerdos. Había de todo, en especial un espacio para las cosas de kenji.
-Aquí es donde vas a dormir, Kenji. Es un poco estrecho, pero es acogedor. Y está lleno de amor -dijo Lois, con orgullo.
-Es... es muy bonito, Lois. Me gusta -dijo Kenji, con diplomacia.
-Me alegro, Kenji. Te hemos preparado la cama, que es el más cómodo. Y te hemos hecho un hueco en el armario, y en la cómoda. Y te hemos puesto una mesita de noche, con una lámpara, y un teléfono. Y te hemos colgado un teléfono que trajiste de tu casa para que lo llames cada día. Y te hemos dejado una cesta con fruta, y agua, y galletas, por si te da hambre. Y te hemos traído una manta, y una almohada, y un peluche, por si te da frío. Y te hemos puesto una flor, y una tarjeta, y un regalo, por si te da alegría -dijo Lois, señalando cada cosa.
-Es... es muy amable, Lois. Muchas gracias -dijo Kenji, conmovido.
-No hay de qué, Kenji. Es lo menos que podemos hacer por ti. Eres parte de nuestra familia, Kenji. Y te queremos mucho -dijo Lois, dándole un abrazo.
-Yo también los quiero, Lois. Son la mejor familia que podría tener -dijo Kenji, devolviéndole el abrazo.
-Bueno, Kenji, te dejo que te instales. Si necesitas algo, solo tienes que pedirlo. Estamos aquí para ayudarte, Kenji. Estamos aquí para ti -dijo Lois, soltándolo.
-Gracias, Lois. Eres la mejor, Lois -dijo Kenji, sonriendo.
-De nada, Kenji. Eres un cielo, Kenji -dijo Lois, sonriendo.
Lois salió de la habitación, y cerró la puerta. Kenji se quedó solo, y miró a su alrededor. Se sintió agradecido, y aliviado. Había encontrado un hogar, y una familia. Había encontrado un lugar donde quedarse, y donde ser feliz. Había encontrado un refugio, y una esperanza.
Se acercó a la cama, y se sentó. Abrió la maleta, y sacó sus cosas. Las guardó en el armario, y en la cómoda. Colocó la foto de la ecografía en la mesita de noche, y la miró. Acarició su barriga, y le habló a su hija.
-Hola, princesa. Soy tu papá, Kenji. Estoy aquí, contigo. Te quiero, princesa. Te quiero mucho.
Sintió una patadita, y sonrió. Su hija le respondía, y le quería. Su hija era su vida, y su luz. Su hija era su sueño, y su realidad. De repente, escuchó unos pasos en el suelo, y se sobresaltó. Era Lois, que venía a ver cómo estaba.
-Hola, Kenji. ¿Cómo te sientes? -le preguntó Lois, entrando en la habitación.
-Hola, Lois. Estoy bien, gracias -le dijo Kenji, sonriendo.
-Me alegro, Kenji. ¿Y la princesa? ¿Cómo está? -le preguntó Lois, acercándose al sofá cama.
-Está bien, también. Mira, me ha dado una patadita -le dijo Kenji, cogiendo la mano de Lois, y poniéndola sobre su barriga.
-Oh, qué bonito. Hola, princesa. Soy tu abuela, Lois. Estoy aquí, contigo. Te quiero, princesa. Te quiero mucho -le dijo Lois, con voz cariñosa.
Sintió otra patadita, y se emocionó. Su nieta le respondía, y le quería. Su nieta era su alegría, y su esperanza. Su nieta era su regalo, y su bendición.
-Es preciosa, Kenji. Es preciosa -le dijo Lois, con lágrimas en los ojos.
-Lo sé, Lois. Lo sé -le dijo Kenji, abrazando a Lois.
Se quedaron así, abrazados, sintiendo el amor de la princesa. Se sintieron felices, y agradecidos. Se sintieron en familia.
⋆ ֺ𓈒 ۟ 𓈒𝆬⭒๋࣭ 🪐⭑ ֶָֺ֢ ۟ ⭒𓈒𝆬
¡hola chicxs! ¿como se encuentran? espero que bien ^^ espero que esten disfrutando de esta historia, si les gustaria mas porfa voten. De verdad me ayudaria mucho🫶🏻💗.
ahh en el próximo capítulo le voy a hacer unas amigas a kenji ya q el tiene amigas:3 también quizas le agregue alguna enemistad jsdjdjd ¡eso era adios! cuidense y coman bien 😽🫶🏻
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¡omegaverse! kenji(lectorx) x francis Wilkerson
Romans⚠️antes de empezar te vengo a decir que si este tipo de historias (omegaverse, BL, fanfic, lectorx x personaje etc) te quiero pedir con mucho cariño que no entres a esta historia y sigas de largo. Porfavor evita malos comentarios y busca algo de tu...