¡omegaverse! kenji(lectorx) x francis Wilkerson

★ - cap 1 ⭒๋࣭ ⭑

Kenji Miller se despertó con el sonido de su alarma. Eran las siete de la mañana, y tenía que prepararse para ir al colegio. Se levantó de la cama, se estiró y bostezó. Miró a su lado, y vio a Francis Wilkerson durmiendo plácidamente. Sonrió al ver su rostro angelical, sus cabellos rubios revueltos y su cuerpo atlético cubierto solo por una sábana. Se acercó a él y le dio un beso en la frente. Francis abrió los ojos y le devolvió la sonrisa.

- Buenos días, mi amor - le susurró Kenji.

- Buenos días, mi vida - le respondió Francis.

Se besaron con ternura, y se abrazaron. Kenji se sentía feliz y seguro en los brazos de Francis. Era su novio desde hacía 3 años, y se habían enamorado perdidamente. Francis era un joven alfa de 16 años, el mayor de los hermanos Wilkerson, una familia numerosa y caótica que vivía en el mismo barrio que Kenji. Francis era un chico rebelde, impulsivo y divertido, que siempre se metía en problemas. Kenji era un joven omega de 16 años, hijo único de una familia adinerada y conservadora que vivía en Studio City, Los Ángeles. Kenji era un chico inteligente, sensible y tranquilo, que siempre cumplía las normas.

Eran muy diferentes, pero se complementaban a la perfección. Se habían conocido en el colegio, y habían sentido una atracción inmediata. Sin embargo, su relación era un secreto, ya que ninguno de los dos se atrevía a salir del armario. Francis temía la reacción de su madre, Lois, una mujer autoritaria y estricta, que lo había enviado a una escuela militar por su mal comportamiento. Kenji temía la reacción de su padre, Paul, un hombre poderoso y religioso, que lo había educado bajo los principios de la fe católica. Ambos sabían que sus familias no aceptarían su amor, y por eso se veían a escondidas, aprovechando las ausencias de sus padres o las escapadas de Francis de la escuela militar.

- ¿Qué hora es? - preguntó Francis.

- Las siete y cinco - contestó Kenji.

- Mierda, tengo que irme - dijo Francis, levantándose de la cama.

- ¿No puedes quedarte un poco más? - rogó Kenji, sujetándolo por el brazo.

- Lo siento, mi amor, pero si no llego a tiempo, me van a castigar - explicó Francis, soltándose con suavidad.

- Está bien, te entiendo - dijo Kenji, resignado.

- Te prometo que volveré pronto - le aseguró Francis, dándole otro beso.

- Te esperaré - le dijo Kenji, sonriendo.

Francis se vistió rápidamente, cogió su mochila y se dirigió a la puerta. Antes de salir, se giró y le guiñó un ojo a Kenji.

- Te quiero, Kenji - le dijo.

- Yo también te quiero, Francis - le respondió Kenji.

Francis salió de la habitación, y Kenji se quedó mirando la puerta. Suspiró, y se levantó. Se dirigió al baño, y se miró al espejo. Se fijó en su cabello cobrizo y liso, sus ojos marrones y rasgados, su piel clara y suave, y su cuerpo delgado y esbelto. Se sentía orgulloso de su aspecto, y sabía que a Francis le encantaba. Se duchó, se cepilló los dientes, y se puso el uniforme del colegio. Luego, bajó a la cocina, donde le esperaba el desayuno. Su padre ya se había ido a trabajar. Kenji bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Su padre ya se había ido a trabajar, y su madrastra, una mujer rubia y fría, le había dejado una nota en la mesa.

Kenji,

Te he preparado el desayuno. No olvides tomar tus vitaminas. Hoy tienes cita con el doctor a las cuatro. Te pasaré a buscar por el colegio.

Sandra.

Kenji leyó la nota con indiferencia. Sandra era la segunda esposa de su padre, y no le tenía ningún cariño. Solo se preocupaba por él porque estaba embarazado, y quería que el bebé naciera sano. Sí, Kenji estaba embarazado de Francis. Hacía dos meses, habían tenido su primera vez, y no habían usado protección. Kenji no sabía que podía quedar embarazado, ya que nadie le había hablado de la biología de los omegas. Cuando se enteró, se asustó mucho, y le contó a Francis.