I

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Matías Recalt vivía junto a sus padres y hermanos mayores. Lastimosamente su madre había muerto el día en que él nació.

Debido a ello se ganó el odio de su hermano más mayor y el de su padre. Al contrario de su segundo hermano que aunque no lo odiaba tampoco hacía nada contra los abusos del hombre que se hacía llamar padre.

No obstante a Matías le empeoró su vida una vez su padre lo vio besándose con un chico. Tétrico para un hombre homofóbico.

Con constancia el adolescente recibía constantes abusos de su padre, ya sean físicos o verbales.

Cada día odiaba más su casa, pero no podía irse, el maldito de su padre seguía dándole estudio, comida y un lugar donde dormir.

Solo deseaba graduarse e irse de esa casa, mantenía su beca en la universidad con tal de no pedir ni un solo billete a su padre.

La contabilidad era algo que se le daba a la perfección. Odiaba volver a su casa, como odiaba ir a la universidad. 

Su padre lo golpeaba en su casa y sus compañeros se burlaban de él. A los únicos que tenía eran a sus amigos Fran y Juani. Lastimosamente ninguno iba a la misma facultad.

Francisco pertenecía a la facultad de arte y Juani a la de psicología.

Tres carreras completamente diferentes pero simplemente era un grupo de rechazados.

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— No te puedes llamar Lucifer. — dijo un hombre.

— ¿Por qué no? Me llamo así. — 

— eso lo sé, pero sabes el escándalo que sería. Por tu padre, debes cambiarte el nombre. Me rehusó a escuchar a una anciana hablando de Dios. — dijo el más alto de los tres.

— Y tú cómo te llamas. — 

— Esteban. — 

— De donde sacaste ese nombre. — habló con disgusto.

— Esteban es un nombre muy común. — 

— Y tú, deslumbrame con tu nombre. — habló el dichoso Lucifer refiriéndose al mayor.

— Blas. — la cara del mayor fue de confusión mientras que la del otro fue de burla.

— Ese si que es un nombre raro. — dijo el hombre que se hacía llamar Esteban.

— Mi nombre es más común que el tuyo. — el mayor torció la boca en clara evidencia de no creerle, mientras Esteban se servía un trago. 

— Entonces cómo me llamaré. — dijo el hombre mientras caminaba por toda la barra de su departamento.

— Joffrey. — dijo Blas como si fuera el mejor nombre del mundo.

— No. — dijo Lucifer de inmediato.

— ¿Andrés? — dijo con duda Esteban.

— me niego. —

— Simón. —

— Cada vez vamos de mal en peor. —

— Thomas. — 

— No. —

Seguían diciendo nombres pero el arcángel caído no se sentía conforme con ninguno.

— Se que somos demonios pero en serio quiero ver una película de Disney. — dijo Blas mientras prendía el gran televisor que tenían frente a ellos.

— Que sea aleatorio, siempre pones Moana. — se quejó Esteban.

— Y que tiene. — se quejó el menor y lo puso en aleatorio.

Resultó que la película que puso el canal fue una llamada “Mi amigo Enzo."

— Si no decides un nombre, te pondré Enzo. — dijo Blas 

— Está mejor que Simón. —

— Oye sí, a partir de ahora serás Enzo. —

— Prefiero Lucifer pero bueno, Enzo no está tan mal. — 

Los tres se encontraban viendo la película, o más bien Esteban estaba viendo la película. Blas y Enzo estaban en su propio mundo.

— Tengo que salir, adiós. — dijo el ahora Enzo mientras agarraba su chaleco y salía de manera rápida del hotel.

Enzo o Lucifer, había tomado unas vacaciones junto a sus dos demonios más leales los cuales eran Behemoth, el cual ahora se hace llamar Esteban y Beelzebub, Blas.

Simplemente ya se habían cansado de castigar a las personas malas, eso se lo iban a dejar a su amigo Belial. 

El orden de la vida era algo a lo que ellos estaban acostumbrados, los buenos al cielo y los malos al infierno. Castigaron a Hitler, a un tal Dahmer, Alonzo López, Garavito y muchas más personas. 

Te puedes llegar a sorprender al saber cuántas personas son tan perversas. 

Pero claro como Dios solo hace lo bueno entonces son ellos y sus amigos los que tienen que cargar con el odio. Pese a que hay personas que los apoyan y los admiran es completamente horrible ser juzgados por el mal que hacen los demás.

Ahora se dirigía hacia uno de sus clubes, debía de llegar de forma rápida, resulta que había habido un enfrentamiento armado armado y necesitaban las cámaras de seguridad.

Jamás contó con alejar la vista del camino y arrollar a un jovencito.

Utilizando sus poderes metió al joven inconsciente en su auto y siguió su camino. 

Luego se encargaría del niñito que no sabe cruzar la calle.

Sabía que estaba vivo.

Tampoco sería tan cruel como para dejarlo morir.

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Chaito
Mua (⁠ノ⁠`⁠⌒⁠´⁠)⁠ノ⁠┫⁠:⁠・⁠┻⁠┻

Mi lindo demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora