Mi lindo demonio

XVIII

Los tres partieron al edificio no sin antes pasar por el auto de Juani.

También tomaron un desvío hacia la casa del futuro psicólogo a esperar a que este trajera algo más de ropa.

Corriendo, Juani bajó de su auto y subió hasta su habitación y rápidamente empezó a guardar ropa en una maleta para después volver a bajar corriendo y meter todo a su auto.

—— A donde vas, JUAN IGNACIO CARUSO, VUELVE AQUÍ. AHORA. —— ignorando olímpicamente a su madre, Juani puso en marcha su carro y se fue.

Esteban y Matías iban más despacio.

A Matías le dio la increíble idea de aprender a manejar y Francisco, quien no sabía de dónde estaba sacando tanta paciencia le estaba enseñando.

—— PERO PISA BIEN, PARECE QUE EL CARRO TUVIERA HIPO. —— gritaba Juani desde el otro carro que iba despacio para seguirles el ritmo.

—— CÁLLATE. Gordis tranquilo, pisalo bien, debes mantenerlo presionado. ——

—— Tengo miedo, me están sudando las manos horrible. ——

—— Tranquilo. —— Francisco seguía dando instrucciones, pero el peor enemigo para alguien que estaba aprendiendo a manejar, eran los animales.

—— ES UN PERRO. —— gritaba Matías y girando el volante hacia la derecha salió de la vía y chocó contra el auto de Juani.

—— QUE MIERDAS TE PASA. —— Juani se bajó del auto con enojo yendo hacia el lado del golpe.

—— HABÍA UN PERRO. —— se excuso el menor mientras se bajaba del auto para ver cómo había quedado el auto de Enzo.

—— Y PARA QUE PUTAS ESTA EL PITO, DE ADORNO. ——

—— ME ASUSTE, BUEN, PERDÓN. ——

—— No puede ser, Enzo ya se dio cuenta. —— dijo Francisco quien había visto la conversación que tenía Matías con Enzo.

—— Bueno, fue un placer conocerlos. —— dijo Juani mientras volvía a entrar a su auto y lo prendía