II

527 57 18
                                    

El conflicto con los oficiales de policía había sido arreglado, Enzo agradecía profundamente el tener un garaje dentro de su club.

Sin preocuparse de que nadie lo viera bajo del auto y luego sacó al niñito que cruzaba la calle como si fuera inmortal.

Cargando lo como costal de papa, empezó a caminar en busca de un buen lugar donde pudiera atender al jovencito.

La fuerte sacudida que dio el cuerpo de Matías al ser cargado de tal manera. Matías retomó la conciencia y el miedo invadió tu cuerpo.

[Querido Dios sé que he sido una perra toda mi vida, pero de verdad pienso que más perra eres tú, no soy tu mejor guerrero, ya tengo suficiente con soportar a mi familia, dime la verdad es porque soy gay.] Se quejaba el menor entre pensamiento mientras fingía seguir inconsciente.

Matías sintió el frío mármol pringar en su espalda y tragando se la queja se dejó hacer por el criminal.

— Porque cruzas la calle con los ojos cerrados. —

[La carretera no la construyó tu padre.] Se quejaba el menor.

Enzo levantó la camiseta del niñito desconocido y se sorprendió al ver los múltiples moretones en el abdomen.

» Esto no lo hizo mi bebé. —

[Cómo, un niño iba conduciendo el auto.]

El tono de llamada sonó y fueron cuestión de minutos para que Enzo contestará.

» Qué quieren, estoy ocupado. —

— A mí no me hables en ese tono. — se quejó Esteban, para luego empezar a instalarlo.

— Si no hablas te voy a colgar. —

— Que nos abras la puta puerta, estamos tragando sol, esto me recuerda al puto infierno. —

— exagerado. —

— QUE ABRAS LA PUTA PUERTA ENZO, ME ESTOY QUEMANDO. — El grito de Blas se escuchó a través del teléfono.

— Ya va. — Enzo entendió su mano y luego solo se escuchó a personas hablar ruidosamente. — Solo son dos y parecen mil. —

— Quién es él. — preguntó Blas mientras se acercaba.

— No sé. — Blas lo miro con reproche.

— ¿Tú le pegaste? — preguntó Esteban viendo con horror el cuerpo.

— Qué no, yo solo lo atropelle. —

— Eso es mucho peor. —

— Pero yo no le pegue a propósito, el curso la calle con los ojos cerrados. —

— Se creí Gloria Trevi. — se burló Blas.

— ¿Quien? —

— Ay amigo, debes culturizarte, estamos en el siglo XXI no en el XIX. —

— No se te puede preguntar nada. —

Mientras Blas y Enzo desataba una discusión de lo importante que es culturizarse Esteban se acercó al joven y extendiendo su mano por todo el cuerpo del joven, alivio el dolor y desaparecieron los moretones.

— Que te hicieron. — dijo mientras acariciaba el cabello.

[Bese a Francisco en mi casa, mi hermano nos vio y le dijo a mi padre.] Matías abrió los ojos de inmediato al percatarse que su espalda no dolía.

— Mierda. — dijo Esteban mientras se echaba hacia atrás y chocaba con sus dos amigos.

— Que son ustedes. Yo..yo estoy cien por ciento seguro de que tenía hematomas en todo el cuerpo, tu..tu hiciste hago y dejó de doler, te oí susurrar palabra en otro idioma. —

— Esto nunca pasó. — dijo Blas y todos lo miraron con extrañeza.

» Estás soñando. — Blas movía las manos y los dedos mientras hablaba.

— Que mierdas te pasa. Tu mamá te dejó caer de pequeño. — se quejó matues mientras se bajaba la camiseta y se ponía de pie. — Si me van a matar háganlo de una vez, no estoy para juegos, tengo un examen mañana y mi materia depende de esta mierda. —

— Aquí nadie va a matar a nadie. — dijo Enzo rodando los ojos y tirando a Blas a un sofá para que se callara.

— ¿Ah no? — frunció el ceño. — me van a violar, AYUDA. — Matías empezó a correr por todo el club mientras gritaba por ayuda.

Enzo lo alcanzó y le tapó la boca.

— Nadie te va hacer nada, te puedes callar. — el cuerpo de Matías se dejó de mover y luego solo asintió, una vez libre de aquellos fuertes brazos corrió hasta la barra y la salto para quedar del lado de las bebidas.

— Uno de ustedes se me acerca y yo… — tomo una botella de bebida alcohólica y los apunto. — Les enterrare esto justo en el cuello, los mataré y será en defensa personal. —

— Siempre eres tan dramático. —

— perdón pero no confío en nadie. Que son ustedes. —

— Somos alienígenas. — dijo Esteban

— ¿Eso de verdad existe? —

— No le creas. — Enzo se acercó a él y le quitó la botella para luego servirse un trago. — Quieres. —

— No bebo. —

— Te pierdes de lo mejor que ha creado el ser humano. —

— Si ajam. Que mierda son ustedes. —

— Somos vampiros. — Blas abrió su boca y mostró sus colmillos crecientes asustando al hombre.

— Aaaah. —

— Bueno ya, déjense de juegos. — se quejó Enzo al ver cómo Blas hacía muecas de dolor mientras Matías hacía una cruz con palitos chinos.

Blas se enderezó y escondió sus colmillos.

— Estoy soñando, estoy soñando. Voy a despertar en mi casa y todo va seguir igual, los vampiros no existen. —

— Sí existen, pero no somos nosotros. —

— Ya sé, estoy en coma. El idiota que me atropello me dejó en coma y ahora estoy en un profundo sueño. —

— Oye más respeto, yo no fui quién cruzó con los ojos cerrados la calle. —

— El semáforo estaba en rojo. —

— Pero deberías de poner más cuidado. —

— ¿Cómo te llamas? — dijo Esteban mientras se sentaba frente a Matías.

— Note. —

— Note? —

— No te importa. —

— Que grosero. Tus padres no te enseñaron a respetar. —

— No tengo padres. —

— Ay perdón yo… si te sirve de consuelo yo tampoco. —

— Y en que me consuela eso. —

— No sé, pero la gente lo dice. —

— Soy Blas, él es Esteban y ese amargado es Enzo. —

— Ummm que bueno, yo me voy. — el joven salió corriendo y está vez ninguno hizo el esfuerzo de seguirlo.

Lastimosamente Matías se percató muy tarde que su mochila no estaba.

Y Enzo ya tenía una excusa para volverlo a ver.

••••

Chaito
Mua (⁠ㆁ⁠ω⁠ㆁ⁠)

Mi lindo demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora