Capítulo 6

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Santiago se fue, y yo me quedé ahí. Llorando ¿que más podía hacer?

—No te merece— Me respetia una y otra vez mientras me miraba en el espejo del baño. Me saqué la ropa y me sumergí en el agua caliente. Las lágrimas seguían brotando.

—¿Por qué me ilusione con solo un mese? —Sollozaba.

Me culpaba a mí misma por dejarme llevar tan rápido por mis emociones. Me sentía vulnerable.

Salí de bañarme y como no tengo dignidad decidí volver a escribirle.

"Entonces, ¿terminamos acá? —Envié preguntando, el nudo en mi garganta seguía ahí.

"¿Que mierda queres que te diga? ¿Queres que vuelva, te abrace y te diga que vamos a intentarlo? No siento lo mismo que vos, Emilia."
"Esto no es una película de amor". —Intento contener las lágrimas, pero esto me supera. Decido no responder, ya no vale la pena.
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Pasaron tres días, diría que los peores, me tuve que volver a rearmar y juntarme pedazos por pedazos. No volvimos a hablar, mucho menos a vernos. Lo extraño, pero no se puede obligar a una persona a que sienta lo mismo que vos.

—Tranquila amiga, cuando menos lo veas venir, ya vas a estar bien y te vas a olvidar de él. —Me consuela Laura. —Deberías invitar a salir al chico de tu facultad, aquel que estaba loco por vos. —Dice entusiasmada.

—No se si sea buena idea. —Digo. —Sebastián no se merece eso.

—Él siempre tenía buenos planes, te va a hacer bien salir a dar una vuelta con él. —Después de todo no es mala idea. Me hace falta salir y con Sebastián tenemos muy buena amistad -aunque él quiera más-.

—Lo voy a pensar. —Digo. Y ahí justo ahí veo ingresar al local a Santiago, pero esta vez no viene con sus típicos colegas, esta vez lo acompaña una mujer.

Laura me da una mirada y yo le hago una seña para expresar que estoy bien y se quede tranquila. Yo estoy en la caja, así que otra compañera se encarga de atenderlos.

Pasan alrededor de una hora, cuando veo que él se acerca para pagar. Mi corazón está apunto de salirse de mi pecho y en mi estómago se me forma un nudo.

—Uh! Que linda estas. —Susurra con una sonrisa que me hace temblar.

Maldigo a Santiago Caputo y el día que lo conocí.

—¿Y yo? ¿No luzco bien para vos? —Pregunta acercándose más al mostrador, sin bajar su intensa mirada, mientras yo intento de evadirlo.

—¿A que estas jugando, Santiago?.

—Solo quería que ambos nos divirtieramos, un buen sexo y alguien que me complaciera todo el tiempo sin enamorarse, es todo.

—Igual, parece que ya tenes a alguien más con quien divertirte. —Apreté los labios.

—Estás celosa?— Pregunta él levantando su mejilla izquierda con una sonrisa pícara, mientras sus ojos se centraban en mis labios.

—Por qué lo estaría? —Respondí tratando de ocultar mis sentimientos.
Su cercanía me hacia sentir vulnerable, pero a la vez, algo dentro de mí me empujaba a querer estar cerca de él.

—Sabes porque, Emilia.

—No se de que hablas.

—Ay Emilia. No tenes que negar, es evidente y es normal sentir celos cuando estas enamorada. —Dijo soltando una risa ronca, cerré mis ojos por unos segundos y maldije por haber dejado escapar mis sentimientos.

¿Acaso se está burlando de mí el muy hijo de puta?.

Pero en mi interior sabía que no podía permitirme caer en su juego. Debía ser fuerte y mantenerme alejada de él. Sentí como mi corazón latía desbocado dentro de mí pecho.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora