01:30am
Wisconsin Dells. WisconsinUnas frías gotas recorrían la frente Will, un leve rubor pintaba sus marcadas mejillas y su respiración era agitada, al parecer, tener heridas abiertas, en un ambiente con temperaturas muy bajas y casi ropa de entretiempo en la época de las incansables nevadas del invierno llevaron a la situación actual de Will.
Se sentía débil, el mismo pensamiento de querer agarrar el vaso de agua que se se encontraba en la mesita de noche se le hacía como una tarea que requiere demasiado esfuerzo. Con la ayuda de las pocas fuerzas que le quedaban, se levantó con dificultad y caminó lentamente hacia la puerta, la puerta de color cobrizo se abrió, no oyó ni vió a nadie. Fue investigando habitación por habitación pero no consigue divisar nada. Llega a la última sala y al fin pudo ver a alguien, era Hannibal, se veía tranquilo, tomando un té caliente, estaba sentado en el sillón color crema con fotos de los casos actuales.
– ¿Will? ¿Qué hace levantado? – Pregunta el doctor Lecter arqueando levemente la ceja izquierda.
– ¿Por qué tanto interés por mí...? Yo no... – Las piernas de Will, ya débiles y sin ser capaces de mantener su figura de pie hace que se caiga al suelo de aquel ordenando apartamento. Cómo si de una fuerte ráfaga de viento, Hannibal se encontraba agarrando el débil cuerpo de Graham. El peso muerto del cuerpo de Will hacía que Lecter no pudiera levantarlo con facilidad.
– Will, está ardiendo. – Dijo Hannibal mientras intentaba conseguir agarrar mejor al de cabellos oscuros.
– ¿No me diga? – Replicó Will con un tono sarcástico y soltando una leve risa burlona.
Ambos cuerpos, juntos, pecho con pecho, la cara de Graham reposando sobre el hombro de Hannibal, el de cabellos rubios podía sentir la fuerte respiración y la dificultad que tenía éste para regularla cerca de su oído. Lecter hacía el esfuerzo para mantener erguido a Will y llevarlo hasta la cama para poder quitarle el sudor con una toalla húmeda.
Llegó a la habitación donde se encontraba la cama y las sábanas blancas desechas.
Consiguió colocar a Will en la cama, Hannibal notó un olor agridulce que provenían de Will, dirigió su mirada hacia la herida del cuello y vió como la gasa estaba completamente enrojecida con un color granate, al parecer no era la única herida que había manchado de sangre la gasa. La herida del abdomen estaba en la misma situación.
Con paciencia, serenidad y delicadeza, Hannibal volvió a limpiar las heridas y a cambiar los vendajes.
Con una toalla pequeña y humedecida previamente, la fue pasando por el rostro, frente y mejillas, por el pecho, hombros y brazos y, por el abdomen.
Lecter retiró los utensilios usados para dejar libre la cama, tomó asiento en la butaca y comenzó a leer un libro que tenía cerca. «La Divina Comedia» escrita por el enigmático Dante Alighieri.– ¿Quién es el asesino al que persigue Jack? – Preguntó Will con los ojos cerrados y con dificultad para respirar de forma normal y más tranquila.
– De todas las cosas que te están pasando, preguntas por esto, tan insignificante. –
Will pudo girar la cabeza para dirigir su mirada hacia Hannibal.
– ¿Quién es? – Preguntó de nuevo pero está vez con más frialdad.
Hannibal apartó el libro y lo dejó en la mesita de noche que se encontraba más cercana a la cama.
– James Williams Jacobsen. Varón de 47 años. Metro ochenta y cinco. De nacionalidad nórdica. Aunque el padre era de origen británico, su madre era noruega. Se crío en la ciudad de Bergen, familia estable, pero todo empeoró cuando entró al instituto. Sufría de bullying por parte de sus compañeros, físico no muy agraciado y rechazo por parte de las jóvenes. Algo que destacar es que tuvo un leve antecedente, intentó estrangular a una de sus compañeras por el simple hecho de decir que no era su tipo. De ahí vuestro nuevo asesino que os deja solo el cuerpo degollado de vuestra víctima. – Contestó con simpleza mientras miraba a aquellos ojos azules que por alguna razón peculiar, estaban adornados por finos hilos rojos.
Sin contestación alguna, Will se volteó para el lado contrario, dándole la espalda a Hannibal.
[...]
La noche cayó, la estancia donde se encontraba Will era más oscura que la propia noche. De repente un grito ahogado salió de su boca seguido de respiraciones breves e irregulares. Un horrible sentimiento de horror y asco se hicieron con todo su cuerpo, salió como pudo de la cama y con la fuerza que sacó para correr se fue en dirección al lavabo.
Su estómago, revuelto por aquel sueño cuyos detalles desconocíamos, no pudo aguantarlo. El débil cuerpo de Will sujetándose a los bordes de la taza del váter, hizo que su cuerpo expulsara aquella repugnancia que Graham sentía.Hannibal, que no había visto de tal forma, tan débil y de degradación, a Will, sintió una extraña sensación de preocupación. Se dirigió hasta donde se encontraba Will, paso su mano por la espalda de éste para poder apaciguar y calmar su cuerpo.
Entre jadeos, finas lágrimas, sudor corriendo por la frente y parte de saliva reposando en sus labios, Graham se fue calmando poco a poco. Arrodillado, frente al váter, junto con Lecter, fue recuperando el aliento.
–¿Qué ha ocurrido Will? ¿Un mal sueño? – Pregunta Hannibal sin dejar de pasar suavemente por la espalda de Graham su mano.
– De una forma u otra, no me desahogo del pasado, de alguna manera, mi cabeza ha sido capaz de recrear el perfil del asesino mientras dormía, pero no soñé con la víctima sino... con Abigail...– Una arcada hizo que se llevara la mano de repente a la boca.
Hannibal había visto y hecho con Will verdaderas atrocidades pero en este caso se libraba de tirar la primera piedra.
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ℭ𝔬𝔯𝔭𝔲𝔰 𝔢𝔱 𝔪𝔢𝔫𝔰 𝔣𝔲𝔯𝔦𝔬𝔰𝔬𝔯𝔲𝔪
Fanfiction« Tras aquel matadero ocurrido en la cocina del Dr Lecter, todos perdieron algo especial y preciado ese día, Hannibal se escapa dejando una marca en aquellas personas que el consideraba "amistades", sobre todo en Will Graham. Cada día, un sueño maca...