Capítulo 9: Bene guttae

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⚠️TW: Breve mención de su1c1d10.

10:30 am
Wisconsin Dells. Wisconsin

Will se fue despertando poco a poco, sus ojos tenían que adaptarse a la oscuridad de la habitación que estaba adornada con unos finos rayos de sol, los cuales se dejaban ver tras los agujeros de la persiana. Tenía un leve sabor ácido en su boca tras lo sucedido en la noche, le cambiaron la ropa ya que la otra estaba manchada. Escucha la puerta abrirse y aparece Hannibal, no traía nada en sus manos.

– Will. ¿Cómo se encuentra? – Va con un paso rápido hasta donde se encuentra Graham.

Un sentimiento de impotencia se apoderó del de cabellos rizados, sabía que no podía salir de aquellas cuatro paredes, lo único que podía hacer era agonizar debido a sus heridas y su mente se iba confundiendo poco a poco. Comenzó a reírse de forma nerviosa, Lecter conocía esos gestos de Will, cuando estaba en la consulta y le hacía preguntas sobre su situación, hacía lo mismo.
Se llevó sus manos a la cara para irse secando las lágrimas. En su pecho se notaba que estaba sollozando y su respiración era entrecortada.

Hannibal había visto a Graham desmoronándose emocionalmente más de una vez pero está vez sentía que no podía manipular esa situación, se quedó en blanco y lo único que pudo hacer fue tomar la mano de Will.

– ¿Por qué? ¿Por qué todo lo que me rodea me atormenta? ¿Por qué no puedo terminar con todo esto y ser finalmente feliz? No quiero seguir viviendo con esta horrible sensación... No sé qué sentir, no sé para que estoy aquí, viviendo todo este sufrimiento. – Entre llantos, Will se hacía preguntas que, como finas agujas, se iban clavando en su piel.

Hannibal, escuchando cada una de las palabras que salían de la boca de Will, se estremeció un poco. Aquel hombre al que su corazón había cautivado pero a la vez traicionado, sentía "tristeza" por él.
Ayudó a Will a incorporarse y a secar sus lágrimas mientras con sus dos ásperas manos, sujetaban de nuevo el rostro de Graham. Los finos labios de Hannibal se posaron una vez más en los de Will, Graham pudo ver que en los oscuros ojos de Lecter se formaban pequeñas gotas de lágrimas que iban cayendo por las marcadas mejillas de éste. Will quiso retirar las manos de Hannibal, pero esa falta de afecto hizo que se retractara. Lecter quería manipular y destrozar esa mente pero viendo la situación en la que se encontraba el de ojos azules, sintió una necesidad de cuidarlo. De alguna manera, le recordó a la pequeña Mischa, la dulce e inocente Mischa, la cuál lloraba desconsolada cuando echaba de menos a sus padres.

Hannibal se separó, vió los ojos rojos e hinchados de Will, los rastros de las lágrimas decorando sus mejillas, el de cabellos rubios posó su frente en el hombro izquierdo de Graham mientras deslizaba sus manos hasta agarrar no muy fuerte los brazos de Will, para luego envolver el cuerpo del contrario en un cálido abrazo.
El de cabellos rizados y color azabache sintió la calidez del cuerpo de Lecter tras la fina lana de su jersey, aquel de color rojo granate.

Will estaba cansado de sentir toda esa impotencia, el sólo quería una vida tranquila, pero todo le estaba atormentando. Cómo si las finas grietas de una taza de cerámica arregladas previamente se volvieran a agrietar.

ℭ𝔬𝔯𝔭𝔲𝔰 𝔢𝔱 𝔪𝔢𝔫𝔰 𝔣𝔲𝔯𝔦𝔬𝔰𝔬𝔯𝔲𝔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora