ℭ𝔬𝔯𝔭𝔲𝔰 𝔢𝔱 𝔪𝔢𝔫𝔰 𝔣𝔲𝔯𝔦𝔬𝔰𝔬𝔯𝔲𝔪

Capítulo 2: Casus belli

08:45am
Baltimore, Maryland

Will se encontraba sentado en el despacho de Jack Crawford, llevaba sus gafas y constantemente miraba lo que había a su alrededor, su cabeza todavía le dolía, no había podido volver a dormir después de tener esa pesadilla, el cansancio se acumulaba en su sien. Escucha la puerta del despacho y puede divisar a Jack con un vendaje en su garganta, eso le hizo recordar que Abigail también solía llevar uno cuando su padre, Garret Jacob Hobbs, intentó acabar con su vida.

- Buenos días Will, ¿cómo te ha ido durante estos meses? - Pregunta Jack mientras se sienta en la silla de su escritorio.

- No diría que mal, simplemente he visto el tiempo pasar desde una camilla de hospital y posteriormente en mi casa. - Contestó Will evitando el contacto visual con Jack.

Aunque suene extraño, Hannibal era el único que podía hacer que los ojos de Will se quedarán mirándo aquellas dos oscuras perlas que el Doctor Lecter tenía como ojos. Oscuros y melancólicos es como los podía describir el de cabellos rizados.

- Todos queremos retomar nuestras antiguas rutinas pero hemos sido marcados como ganado. Cada uno de una forma distinta y afectándonos por igual. Will, quiero que vuelvas y que sigas siendo mi agente especial hasta nuevo aviso. No quiero un "no" por respuesta. Ahora eres el que más sabe de Hannibal y te quiero en todo momento para poder atraparlo. - Indicó con un tono amenazante mientras intentaba mirar fijamente a los ojos azules de Will, aquellos que parecían los de un pequeño cervatillo asustado.

- Jack, no creo que pueda estar de nuevo bajo tus órdenes otra vez, siento que ni siquiera debería de estar aquí ahora. - Replicó Will desviando su mirada hacia abajo, para evitar mirar la furiosa mirada de su jefe.

- Escúchame Will, me da igual que estés bien o mal, pero mi principal objetivo es atrapar al desgraciado de Hannibal y tú sabes cómo piensa. - Contestó malhumorado y con un elevado tono mientras daba un fuerte golpe a la mesa.

Will simplemente se encogió al escuchar el estruendoso golpe. Suficiente tenía con lidiar con los crímenes que atormentaban su cabeza cómo para añadir de más aquel hombre como pieza esencial de ese dichoso rompecabezas.

- Entonces, ¿estás o no conmigo? - Volvió a preguntar el de tez morena.

Coartado por el tono de enfado que tenía Jack, simplemente pudo titubear un "Sí" como respuesta.

[...]

01:25pm
Baltimore, Maryland

El nuevo caso trataba de un varón, de unos 47 años, pelo castaño, piel pálida y con un pequeño detalle en su rostro, le había sacado los ojos como si de una bola de helado se tratase. Tenía algún que otro hematoma, pero nada más por destacar. Will solo podía ver desde lejos cómo el cuerpo de la nueva víctima estaba tumbada en la mesa de la morgue forense.

- Parece que volvemos a tener a nuestro invitado de honor, dinos Will, ¿puedes decirnos algo sobre esto? - Preguntó Brian mientras señalaba el cadáver con un lápiz y señalaba las cuencas vacías de la víctima.

- Simplemente sabemos que la víctima era Robert Gutenberg, 47 años de edad, poco conocido pero destacable en el mundillo de la cocina. - Añadió Jimmy que se encontraba mirando la información en la ficha médica del "paciente".

Will solo pudo sentir un escalofrío en la espalda, se percató de una cosa que Jimmy y Brian habían pasado por alto, la boca de Robert estaba cosida, como si lo estuvieran preparando para embalsamar.

- Tiene la boca cosida, abrirla. Puede que el asesino nos haya dejado una dedicatoria. - Dijo con serenidad el de lentes sin quitarle la vista de encima al cuerpo.

Tras abrir la boca, que efectivamente, estaba cosida, descubren algo un tanto peculiar, le habían arrancado la lengua.
Ambos médicos se miraron preocupados para luego dirigir su mirada a Will, el cuál se agarraba con fuerza la ropa dónde se encontraba su cicatriz.

- Will, si no quieres decir lo que estás pensando sobre la víctima, no hace falta. - Añadió Jimmy, viendo cómo la piel de Graham se iba palideciendo.

- Hannibal nos deja un mensaje muy claro; nos está observando, dicho de otra forma, nos tiene vigilados. - Contestó Will aclarando su garganta y tragando saliva con dificultad para poder dar a entender su punto de vista.