Cap 14

999 117 18
                                    

—Esto es hermoso, Nino—respiré profundo ante la vista del Gran Cañón—. Es... increíble—miré al cielo y luego a la vista frente a mis ojos de nuevo

Las montañas multicolores nos rodeaban, las rocas de colores rojizos eran un contraste con el cielo celeste lleno de nubes.

—Me gusta visitarlo cuando tengo ganas de escalar—dijo

—Me gusta para encontrar paz—admití—. Aquí se ve tranquilo, el sol se siente bien y la vista es muy hermosa. Yo vendría aquí para caminar y despejarme.

—Puedes usarlo como quieras, supuse que querrías un lugar para estar sola que no fuera en la mansión—se encogió de hombros—. Yo vengo a escalar, hago senderismo. Es una ventaja adicional, además del contacto con la naturaleza.

—Gracias por traerme, creo que el senderismo será bueno para mi rodilla—le ofrecí una sonrisa

—¿Duele?—preguntó y negué, recostándome en una de las rocas—. Podemos pasar por algunos medicamentos cundo vayamos de vuelta.

—¿Viene aquí a menudo?—cambié el tema, no queriendo la oscuridad de hablar de mi rodilla y los recuerdos de lo que pasó. «Ya era suficiente con verlo cada noche»

Aunque, últimamente no había tenido esas pesadillas. No sabía si se debía a salir de Nueva York, de esa maldita jaula que no me dejaba abrir las alas. O si se debía a que el hombre que dormía a mi lado espantaba incluso mis pesadillas.

—Vengo tan a menudo como puedo, cosa que no es muy frecuente. Ahora que estamos a punto de atacar a la Organización, será incluso menos. Siempre hay una lucha que ganar, un enemigo que cazar, o una ciudad que ganar o defender.

Respiré profundo. «Supongo que si debemos hablar de algo oscuro, ¿no es así?»

—Ustedes... recuperaron este territorio—murmuré—. ¿No están un poco cansados de luchar? ¿No es agotador, Nino?

—Lo hicimos—fue directo a la primera pregunta—. Después de que nuestro medio hermano matara a nuestro padre, Las Vegas quedó en ruinas. Sin un Capo fuerte, todos los lugartenientes en el Oeste decidieron hacer lo que quisieran. No había un liderazgo en Las Vegas que seguir porque había un Capo nuevo en la ciudad cada pocos meses.

—Entonces llegaron ustedes, y tienen cinco años en esto—suspiré—. Aún no respondes a lo segundo.

—Físicamente es agotador, y ya tendremos tiempo para descansar cuando estemos viejos y nuestros hijos nos releven.

Tragué grueso, bajando la vista al anillo en mi dedo mientras mordía mi labio. «Hijos. Yo quería hijos. Y nuestro hijo sería un consigliere»

Nino suspiró y tomó mi muñeca para presionar su pulgar sobre mi línea de pulso.

—Nunca me gustó este mundo—admití, levantando mi rostro para verlo, llevé su mano a mi cuello para que sintiera ese pulso y la vibración de mi voz—. Sé que estoy en esto, sé que no voy a salir, pero me aterroriza tener un hijo para verlo morir, Nino. ¿No piensas en eso? ¿Tú... llorarías a un hijo?

Respiró profundo y se agachó frente a mi, acariciando mi línea de pulso con su pulgar mientras fijaba sus ojos en los míos.

—En nuestro mundo cualquiera puede morir, Alessandra—murmuró, sus ojos me mostraron una seguridad que sorprendentemente me calmó un poco—. Te juro que voy a entrenar a nuestro hijo para que sea precavido, para que esté preparado en todos los sentidos.

Tomé su rostro entre mis manos y me incliné hacia él apoyando mi frente en la suya, cerrando los ojos mientras mi corazón retumbaba en mis oídos.

—Soy tu esposa, Nino, confío en ti—murmuro—. Pero debes saber que si yo doy a luz un bebé y tengo que verlo morir; yo me voy a ir a la tumba con él. No voy a soportarlo.

Twisted Cage [Nino Falcone]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora