Cap 17

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—¿Pizza casera?—Savio enarcó una ceja cuando Nino dejó las bandejas en la mesa—. ¿Dejamos de pedirla para...?

—La pizza de los locales es buena—me encogí de hombro—. El punto es que esta la hago yo, cuidando las calorías y distrayéndome un poco en el proceso—tomé un pedazo de pizza y la llevé a mi boca.

Adamo, Remo y Nino también lo hicieron, seguidos por Savio, que simplemente se encogió de hombros u tomó un pedazo antes de morderlo.

Todos, incluido Remo, me miraron después del primer mordisco. Sorprendidos mientras yo sonreía complacida.

—Esto es... ¿qué diablos?—Savio mordió de nuevo, hablando esta vez con la boca llena—. ¿Cómo es que sabe...? Es la mejor pizza que he probado, mierda.

—Gracias—me encogí de hombros.

—Está bien—dijo Remo, tomando otro pedazo que mordió con ansias.

Nino apoyó su mano libre en mi muslo y de inmediato lo miré. Asintió dando un breve apretón en mi pierna.

Últimamente me gustaba más como me reconfortaba tocándome que fingiendo. Había tenido eso en la cabeza durante horas y horas y... hablaría con él. No quería más actuación.

—Está increíble, cocinas muy bien—dijo, y la satisfacción por su aprobación se plantó en mi pecho—. Gracias.

—De nada—tomé la lata de refresco y bebí un sorbo—. Quizás la forma en que aprendí no sea memorable, pero hoy agradezco poder hacerlo. Lo veré desde el lado bueno.

—¿Cómo aprendiste?—pregunta Adamo inocentemente.

—Mi padre pensó que casar a Aria con un capo había sido una buena jugada, pero eso no iba a repetirse, sobretodo después del desastre que se volvió—suspiré—. Así que, pensaba entregarme a uno de los hombres de Dante y dijo que tendría que aprender a cocinar para complacerlo.

Adamo frunció el ceño, Savio se tensó y Remo simplemente me miró como si esperara que me echara a llorar en algún momento.

»Me sirvió en Nueva York cuando me mudé—seguí—. Me sirvió para cuidarme a mi misma y también para ocuparme en algo cuando dejé de bailar. Antes lo odiaba, después lo vi como una pequeña victoria porque estaba usándolo para ser independiente. O todo lo que podía serlo estando bajo el mando de Luca—me encogí de hombros—. Le tomé cariño a la cocina.

—Luca no te cae muy bien, ¿no es así?—preguntó Adamo.

—Luca es mi cuñado, fue mi capo—suspiré—. Es controlador y no cede ante nadie. Trata a todos como si le debieran algo. A mi me tachó de malagradecida más de una vez. No me cae bien en ningún sentido, pero es lo que es y nadie puede cambiarlo—tomé otro pedazo de pizza—. Sin embargo, lo respeto. Hacer lo que él hace no es algo fácil y... por mucho que odie el machismo y toda la mierda de este mundo, él lo ha hecho mejor que muchos.

—¿Así es como se supone que hay que verlo?—cuestionó—. ¿Lo aceptable de entre lo peor?

—Todos tenemos que adaptarnos al mundo donde vivimos o el mundo va a tragarnos vivos, Adamo—contesté—. Nuestro mundo se trata de eso, ver lo aceptable o lo mejor entre lo peor.

Remo me miraba con el ceño fruncido, como si intentara entender algo en mi. Savio solo miraba su pizza y Nino miraba entre adamo y yo como si intentara atar cabos.

»Mira a tus hermanos—suavicé mi voz y Adamo suspiró viendo brevemente a sus hermanos—, son la cabeza de la camorra y, dejando de lado todo lo que ellos hacen, ¿crees que son malos?

Adamo luchaba entre lo bueno y malo dentro de él, era claro. Y aunque creí que mis palabras habían ayudado, podía ver dudas aún en sus ojos.

—No, no sé, ¿son buenos?—resopló.

Twisted Cage [Nino Falcone]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora