Nino.
La música flotaba en el aire.
Cuando desperté, Alessandra ya no estaba en la cama. Creí que estaba en la cocina preparando algo o buscando algo para sí misma pero, ahora que salía de la habitación y escuchaba la música, sabía que está en su nuevo estudio.
Caminé en esa dirección, siguiendo el ritmo suave de la canción que resonaba por toda el ala como si ella quisiera ahogar incluso el ruido de sus propios pensamientos.
Cuando entré al estudio, iluminado a penas por la luz dorada del sol comenzando a salir, la vi.
De alguna forma, mi corazón se aceleró en mi pecho como si hubiera recibido una dosis de adrenalina. Y un interés que nunca había experimentado por nada despertó al ver a mi esposa.
Mis ojos no podían abandonarla. Ella estaba bailando en el centro del salón algún estilo distinto al Ballet.
Zapatillas de ballet adornaban sus pies, shorts negros y un leotardo del mismo color; como si con su ropa quisiera decir algo.
Pero era eso a lo que menos prestaba atención.
Sus movimientos eran hermosos. Cautivadores. Se movía tan fluidamente que era genuinamente sorprendente.
Sus pasos eran delicados. Cada salto era muy alto, cada giro era perfecto y ella no titubeaba en ningún momento.
Ella... no sabía como describirlo con exactitud, pero sus gestos eran de dolor. Ella transmitía dolor en cada paso de baile, un dolor sumamente hermoso que me dejaba completamente prendado.
Había visto a bailarinas antes. Quizás una o dos veces por alguna reunión. Pero esto... estaba mucho mejor que cualquier cosa que hubiera visto nunca. Y para quienes tienen la capacidad de sentir quizás se podría definir esto como fascinante.
No era muy conocedor del arte o del baile, pero estaba cien por ciento seguro que lo que ella hacía en este momento era la perfección absoluta entre ambos términos.
¿Cómo era posible? No lo sabía. Pero lo que sí sabía era que mi esposa era talentosa. Muy talentosa. Su baile era algo que, en lo profundo de mi ser, sentía la necesidad de ver una y otra vez.
Alessandra.
Exhalé ruidosamente cuando la canción terminó de sonar, cerrando los ojos por las lágrimas que picaban en los mismos exigiendo ser liberadas.
Bailar era tan liberador como tortuoso ahora que mi rodilla dolía. Palpitaba con fuerza, con un ardor recorriendo toda mi pierna haciéndome apretar la mandíbula.
Sabía que no debía bailar si despertaba con dolor, pero de nuevo tuve una pesadilla. Una demasiado vívida, con mi ropa siendo arrancada en medio de la oscuridad, con manos tocándome por todos lados mientras yo no podía hacer nada más que quedarme congelada viviéndolo.
Necesitaba liberar ese sentimiento de ahogo, de encierro. Necesitaba... la liberación que siempre había significado para mi el baile.
—¿Nino?—llamé a mi esposo, sabiendo que estaba parado bajo el umbral de la puerta viéndome.
—¿Si?
—Sé que dije que no quería que fingiéramos, pero en este momento necesito...—Respiré profundo, ahogada, sintiendo que estaba a dos segundos de echarme a llorar—. Te necesito.
No pasaron ni dos segundos antes de que me levantaran del piso.
Mi esposo me tomó en brazos, girándome en ellos para permitirme rodear su cuello con mis brazos y apoyar mi frente en su hombro.
ESTÁS LEYENDO
Twisted Cage [Nino Falcone]
FanfictionDurante toda mi vida, me sentí atrapada en una jaula invisible. Vivía en una ciudad que no me agradaba, rodeada de personas que no me aceptaban. Me sentía sola y anhelaba escapar de esa vida opresiva. Pero un día, me enteré de que la Camorra, los Mo...